Este miércoles, 26 de marzo, la prostitución fue uno de los temas centrales de '59 segundos'. El espacio televisivo de La 2, presentado por Gemma Nierga, contó con una mesa de debate en la que se discutió sobre si habría que abolir o regular esta profesión en España.
Nuria González, abogada y activista feminista del Colectivo Abolicionista de Cataluña, dio su punto de vista sobre este tema: “Quien defiende la regulación de la prostitución está defendiendo el derecho de los put**os a acceder al cuerpo de las mujeres previo pago e impunemente”.
La experta lo definió como “un vicio del consentimiento” en el que el hombre “está evitando una consecuencia legal de lo que es una violación”. González subrayó que “ese pago convierte a los put**os en impunes”, ya que, sin ese previo paso, estarían “delante de los tribunales”.
En el polo opuesto, Valerie defendió el derecho de las mujeres de ejercer la prostitución. Ella es una trabajadora sexual y confirmó que “es el sistema capitalista el que nos lleva muchas veces a muchos a no tener consentimiento”.
Valerie: “Nosotras ofrecemos un servicio en el que ponemos las condiciones y establecemos unos límites”
“Para muchas es una opción porque el problema que tenemos con el sexo es que lo tenemos santificado. Para nosotras es un servicio que ofrecemos en el que ponemos las condiciones y establecemos unos límites. No podéis pensar que entra el cliente y decide todo por él”, subrayó Valerie.
Sin embargo, en el otro lado de la moneda están las mujeres que están obligadas a ejercer la prostitución, como es el caso de Amelia Tiganus. La rumana, que llegó a España a cambio de 300 euros, vivió un verdadero infierno personal: “Me ponen la etiqueta de p**a a partir de los 13 años porque había sufrido varias violaciones”.
“Me prometen una vida mejor y me convencen de que en un par de años podría solucionar mi vida, podría comprarme una casa, volver a estudiar. Era lo que más deseaba. Jugaron con mis sueños, con mis deseos. (…) Me ponían como ejemplo a mujeres que supuestamente ganaban mucho dinero, se veían con su ropa bonita, todas peinadas, bonitas, todo eso eran ganchos para convencerme, y me lo creí”, confesó la mujer.
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