- Rugby. El VRAC domina a El Salvador y se lleva la Copa del Rey
- Rugby. El Cisneros vuelve a una final de División de Honor 36 años después
El Club de Rugby Complutense Cisneros está a un solo partido de tocar la gloria. El próximo domingo 1 de junio, el conjunto colegial disputará la final de la División de Honor ante INEXO El Salvador, con la oportunidad de conquistar su primer título liguero desde 1985 -también levantó el trofeo en 1976-. El rival, uno de los grandes del rugby español, llega herido tras perder la final de la Copa del Rey frente al VRAC Quesos Entrepinares (3-27), lo que añade un matiz emocional al choque.
Este club, que mantiene su esencia amateur mientras compite de tú a tú con equipos profesionales en España, ha desarrollado un modelo único de formación que esta temporada ha dado resultados extraordinarios.
Llegamos a esta final con mucho trabajo y un equipo joven que lucha contra rivales que sí son profesionales
Pese a contar con jugadores internacionales como Gonzalo Vinuesa, Pepe Borraz o Ike Irusta entre otros, ninguno de los integrantes de la primera plantilla cobra por jugar en División de Honor. En el Complutense Cisneros creen firmemente en la cantera, la formación académica y la meritocracia como pilares de su identidad.
Gracias a un sistema de becas universitarias en colaboración con la Universidad Complutense de Madrid, sólo siete jugadores del club reciben apoyo económico para poder entrenar y competir al más alto nivel sin tener que renunciar a sus estudios. Un compromiso real con el desarrollo personal y deportivo de cada jugador.
Un finalista sorpresa
Para los colegiales, la presencia en la final representa el cierre perfecto a una temporada que comenzó fuera del radar. Arrancaron en el Grupo B lejos del grupo élite, pero lo lideraron por encima de rivales como el FC Barcelona Rugby y Ampo Ordizia, entre otros.
En cuartos de final firmaron una remontada inolvidable ante Recoletas Burgos Caja Rural. Levantando 13 puntos en contra en los últimos ocho minutos (24-25) gracias a un ensayo agónico de Andrés Vallejo y la conversión definitiva de Gonzalo Vinuesa.
Muchos jugadores llegan con bloqueos, miedos o presión. Lo que hacemos es liberar la mente y proponer objetivos a corto plazo. Dividimos un partido de 80 minutos en 80 partidos de un minuto
En semifinales, el equipo volvió a dar la sorpresa en el derbi madrileño contra Silicius Alcobendas Rugby (7-12), gracias a la efectividad de Gonzalo Vinuesa y Nicolás Infer con los golpes de castigo.
“Llegamos a esta final con mucho trabajo y un equipo joven que lucha contra rivales que sí son profesionales”, asegura Ike Irusta, medio melé internacional con España y uno de los líderes del vestuario. “La llegada de Antonio nos ha ayudado a mejorar en la concentración y en la calma que nos faltaba en algunos partidos”, añade.
El factor psicológico
Más allá del terreno de juego, el club ha apostado por un refuerzo menos habitual, pero igual de decisivo: el psicólogo deportivo Antonio De Castro, que debutó este año en el mundo del rugby. Su trabajo ha tenido un impacto inmediato en la dinámica del grupo.
“Muchos jugadores llegan con bloqueos, miedos o presión. Lo que hacemos es liberar la mente y proponer objetivos a corto plazo. Dividimos un partido de 80 minutos en 80 partidos de un minuto”, explica De Castro. “Tener un jugador muy bueno, sin una buena estabilidad mental, es como no tener nada”.
Esta final no es fruto de un golpe de suerte ni de una buena racha. Es el resultado de años de trabajo, de caer por la mínima y de confiar en un modelo de trabajo que nos ha traído hasta la final
Desde la dirección del club, Tobías Cagigal subraya el carácter estructural de este logro, convencido de que lo que está en juego va más allá de un marcador. “Esta final no es fruto de un golpe de suerte ni de una buena racha. Es el resultado de años de trabajo, de caer por la mínima y de confiar en un modelo de trabajo que nos ha traído hasta la final”.
Con historia, corazón y cabeza, el Club de Rugby Complutense Cisneros buscará ahora cerrar el círculo y romper cuatro décadas de espera. No será fácil, pero ya han demostrado que saben ganar sufriendo frente a los mejores equipos de la competición.
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