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El hombre que hizo llorar a Brasil 623q44

Por J. CARLOS JURADO

El 16 de julio de 1950, Ro de Janeiro se sumergi en el luto. Uruguay acababa de ganar el Mundial ante Brasil, profanando Maracan ante la mirada incrdula de 203.850 fanticos del ftbol. Cuando Jules Rimet entreg la Copa del Mundo al capitn uruguayo Obdulio ‘El Negro Jefe’ Varela, cada brasileo se sinti como si hubiera perdido al ser ms querido, como si su honor y dignidad hubieran desaparecido. Muchos juraron aquel da que nunca volveran a ir a un estadio de ftbol pero todos apuntaron con su mirada acusadora al portero Moacyr Barbosa como el principal culpable de la derrota ante Uruguay.

Su pecado fue dudar si atajar o despejar el gol que hizo campen del mundo a la seleccin charra y su penitencia, un cruel ostracismo por parte de la sociedad brasilea. “En Brasil, la pena mayor que establece la ley por matar a alguien es de 30 aos de crcel. Hace casi cincuenta aos que yo pago por un crimen que no comet y yo sigo encarcelado, la gente todava dice que soy el culpable”, reconoci el propio Barbosa en una entrevista antes de morir el 7 de abril de 2000 entre el olvido y el desprecio de sus compatriotas.

Schiaffino bate a Barbosa en la final del Mundial. Foto: ARCHIVO MARCA.

Schiaffino bate a Barbosa en la final del Mundial. Foto: ARCHIVO MARCA.

As relat en una novela el propio Barbosa el ‘maracanazo’ que le ‘cost’ la vida. “Fue un disparo disfrazado de centro. Crea que Ghiggia iba a centrar, como en el primer gol. Tuve que volver. El baln subi y baj. Llegu a tocarla, crea que la haba desviado a crner. Cuando escuch el silencio del estadio, me arm de coraje y mir para atrs. Ah estaba la pelota”.

Barbosa tuvo que aguantar el resto de su vida como la gente le ignoraba, le daba la espalda e incluso le despreciaba por la calle. “Mira hijo, se es el hombre que hizo llorar a todo Brasil”, le lleg a decir una mujer a su hijo sealando a Barbosa en un mercado de Ro en los aos ochenta.

El destino tambin fue esquivo con Barbosa. El portero brasileo trabaj durante ms de 20 aos como intendente de Maracan, el estadio en el que fue ‘enterrado’ vivo por millones de brasileos. Como premio a su trabajo y dedicacin, le regalaron la portera que l defenda en Maracan. Quem la madera pero no pudo deshacerse del desprecio de la gente. “Si no hubiera aprendido a contenerme cada vez que la gente me reprochaba lo del gol, habra terminado en la crcel o en el cementerio hace mucho tiempo”, confesaba una y otra vez Barbosa.

Uno de los ltimos desaires que Barbosa tuvo que soportar en su vida fue cuando Zagallo, por aquel entonces ayudante de Parreira, le impidi entrar en una concentracin de la ‘canarinha’ para que saludara a los jugadores por miedo a que gafara al equipo de cara al Mundial de Estados Unidos de 1994, que finalmente conquist Brasil. “Fue un gran portero, debera ser recordado por sus grandes momentos con la seleccin, no por aquella final”, asegur Dida sobre Barbosa durante el Mundial de Alemania en 2006 tras poner fin a una maldicin de ms de medio siglo sin que ningn futbolista de color defendiera la portera de la seleccin brasilea.

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