- Betis. El mensaje de Isco aclamado por el beticismo: "¡Orgulloso de entender la vida como vosotros!"
- Conference League. El fin de una racha irrepetible: 23 finales seguidas ganando un español
Lo que pasó en la final de la Conference se resume de forma bastante sencilla. El partido tuvo una mitad para cada equipo, pero el dominio de la parte que dominó el Chelsea fue más intenso, más peligroso y, sobre todo, más eficaz. Es muy evidente que el partido cambia por completo al descanso. Enzo Maresca quita al que estaba siendo el peor jugador del partido, el Chelsea da un paso adelante fruto de la necesidad, el Real Betis se ve obligado a dar un paso atrás producto del empuje y del cansancio, y encima a los pocos minutos se queda sin el que posiblemente estaba siendo hasta ese momento el MVP del partido.
La sucesión de acontecimientos es fatal para el Betis. El encuentro pasa de estar en las botas de Isco a estar en las de Cole Palmer, y mientras el primero lo bordó pese al gran desempeño de Caicedo el segundo jugó a placer sin encontrar ningún tipo de oposición. Quizás lo más frustrante de la final y que nos dejó con peor sabor de boca a todos fue la nula capacidad de reacción del Real Betis. Se quedó a merced del rival. Sobre todo a partir del primer gol. La acción tiene muchos aciertos del Chelsea y unos cuantos errores del Betis, como el 99% de los goles que se marcan en el fútbol. Pero es un gol muy parable por parte de el portero de un equipo que quiere ganar un título europeo. Es aquí donde, por ejemplo, se notó la diferencia de presupuesto entre ambos clubes de la que hablaba Isco en la previa.
Mientras el Betis vendió a Rui Silva y no pudo llegar a la cifra que la UD Las Palmas le pedía por Álvaro Valles para evitar que este no se quedara todo el año en la grada, el Chelsea que comenzó el pasado mes de agosto con 8 porteros en plantilla. Uno de ellos, Jorgensen, que tampoco es que esté haciendo un gran año, pero por el que pagó una pasta, sacó una gran mano ante el que hubiera sido un gol de bandera de Marc Bartra. El dinero no lo hace todo, pero posibilita mucho. Sobre todo cuando está en las áreas. Sin un portero que te regalase tiempo un banquillo que pudiese cambiar cosas, ni tampoco un entrenador que acertase con las pocas intervenciones que podía hacer para volver a acercar el juego a Isco, sólo quedaba que un crack se revelase. Pero Antony no pudo. Marc Cucurella selló a cal y canto la que parecía la única vía de escape para que el Real Betis pudiese salir del asedio inglés en la segunda mitad. Y ahí se acabó el partido. Y encima acabó de forma fea, sin poder ni siquiera ilusionarte con un gol en los últimos minutos y teniendo que soportar a cambio los tantos del rival. Fue una verdadera lástima.
24 años y 19 partidos después, el fútbol español cayó en una gran final europea. Don Luis Aragonés decía que de los subcampeones no se acuerda nadie. Es posible que para el público en general sea así, más si cabe tras el desarrollo de los acontecimientos. Pero estoy convencido que de este Real Betis se acordarán los que de verdad se tienen que acordar: los béticos que lo padecieron en la primera vuelta y lo disfrutaron en la segunda. Los que se ilusionaron con el gol de Ez Abde y lamentaron que Johnny Cardoso no acertara con el segundo. Los que hoy han vuelto a su vida normal en Sevilla, aunque su cabeza y corazón sigan todavía en Breslavia.
Comentarios