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El derbi madrileño fue lo que más o menos todos esperábamos. Fue un partido de ritmo muy bajo, con largos tramos de bloqueo total a causa de que nadie quería o podía arriesgar.
Curiosamente en un partido en el que pasaron muy poquitas cosas, se marcaron tres auténticos golazos. Había tanta calidad sobre el terreno de juego que era normal que se terminara haciendo paso en el partido como una de esas plantas que de repente germinan y crecen entre los adoquines de las aceras de las grandes ciudades.
Los grandes duelos del partido
A poco que había un duelo desigual, como el de Rodrygo contra Javi Galán, o que alguien metía la pierna cuando no tocaba, como Camavinga ante Julián Álvarez, los grandes talentos que tienen ambos equipos demostraron el daño que podían hacerse mutuamente.
Y, quizás por eso, como si fuese un pasaje de la guerra fría, ninguno quiso apretar el botón rojo. Yo lo entiendo, es normal. Pero también es cierto que en diversos momentos del partido Real Madrid y Atlético de Madrid vieron a su rival tocado, dudando y no se tiraron a la yugular para desangrarlos. Lo cual me parece una oportunidad desaprovechada para ambos.
Real Madrid y Atlético de Madrid vieron a su rival tocado y no se tiraron a la yugular
Oportunidades pérdidas para sentenciar la eliminatoria
No sé si fue por qué no pudieron o por qué no quisieron. Quizás fue una mezcla de las dos cuestiones, pero la realidad es que ninguno lo hizo.
Ambos equipos transmitían la sensación de jugar con el freno de mano echado, por estar pensando más en lo del Metropolitano que en lo que estaba pasando en el Santiago Bernabéu.
Uno porque recupera aJude Bellingham y espera que varios jugadores estén más cerca de su 100% para defender la ventaja ante un equipo contra el que no ha perdido esta temporada.
El otro porque sabe que al calor del Metropolitano, su Atlético de Madrid se transforma y es capaz de darle la vuelta a una eliminatoria en la que comienza cayendo por un gol, como hizo ante Bayer Leverkusen, Barcelona e Inter. La única vez que no consiguió darle la vuelta logró algo incluso más raro: que el Manchester City de Pep terminara perdiendo tiempo para conseguir superar la ronda.
Ya veremos qué sucede el miércoles, pero estoy convencido de que uno de los dos se va a terminar acordando de alguno de esos tramos en el Bernabéu en los que pudo hacer algo más… y no pudo… o no quiso.
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