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Esta semana en Femenino Singular hablamos con Mónica Batán, directora de la ONG Wanawake Mujer, que tiene como objetivo principal promover la igualdad de género y luchar contra todas las formas de violencia ejercida hacia las mujeres y las niñas, y con Rosario Ramírez, una de las corredoras del Equipo Wanawake formado íntegramente por mujeres no profesionales, de entre 37 y 59 años, que peleará por tercer año consecutivo por aumentar la participación femenina en la XXIII Media Maratón de Montaña del Ocejón que se celebrará el próximo sábado 7 de junio.
Su trabajo se centra en el empoderamiento a través de alternativas productivas para las mujeres y del a la educación para las menores. Un trabajo que contempla también la sensibilización y educación de nuestra sociedad dentro del marco de la educación en valores y que involucra a la población en general y a todos los agentes sociales y entidades de cualquier área y sector para aunar esfuerzos, sumar iniciativas hacia la igualdad real entre hombres y mujeres y, sobre todo, el fin de la violencia. En este marco, y reconociendo al deporte como un facilitador importante del desarrollo sostenible, por su promoción de la tolerancia y el respeto, y lo que aporta al empoderamiento de las mujeres y las jóvenes, rompiendo estereotipos, promoviendo su inclusión, ellas siguen trabajando por visibilizar a las mujeres en la XXIII Media Maratón de Montaña del Ocejón en Robleluengo, Guadalajara, que se celebrará el próximo sábado 7 de junio, presentando un equipo femenino de más de diez mujeres, no profesionales, de entre 37 y 59 años, que peleará por tercer año consecutivo por aumentar la participación femenina en la prueba, dando visibilidad a las mujeres en este tipo de pruebas deportivas exigentes que cuentan con una escasa participación femenina.
El equipo, además, correrá la prueba luciendo en su dorsal las flores Maua, como símbolo de la lucha contra las violencias más extremas hacia las mujeres y las niñas. El resto de corredores y de corredoras también podrán unirse al gesto y lucir en sus dorsales y muñecas las flores bajo el eslogan, “Corre con Maua hacia la Igualdad” formando parte de la solución a través de estas artesanías. Además, los fondos conseguidos se destinarán a dar oportunidades laborales a las mujeres supervivientes de la mutilación genital femenina (MGF), del matrimonio infantil (MI) y de la trata con fines de explotación, principalmente sexual, residentes en Kenia, Tanzania y España.
Wanawake significa 'mujeres' en suajili y en inglés suena igual que 'quiero despertar'. "Hacemos esa similitud porque queremos despertar conciencias, despertar vidas y despertar mucha ilusión. Hablamos de la mutilación genital como una de las prácticas radicales de la violencia de género. Parece que se practica solo en países africanos pero la realidad es que hay estadísticas de más de 20 países y evidencias de que se practica en más de 50", afirma Mónica Batán, directora de Wanawake. "En España tenemos a casi 20.000 niñas en riesgo de sufrir la mutilación genital y tenemos mujeres que han sido mutiladas. Independientemente de dónde se haga, es un problema de violencia de género, es un problema de todos y de todas y cualquier forma de violencia hay que visibilizarla, porque lo que no existe no se trabaja. Si nadie lo conoce no se puede hacer nada para para solucionarlo".
El deporte es siempre un aliado en estas causas "porque es un altavoz, compartimos valores y es un impulso enorme". También es un lugar que se asocia con la libertad. "Las niñas, cuando escapan de la mutilación genital o del matrimonio infantil en la zona donde estamos trabajando en Kenia y en Tanzania hacen auténticos maratones para escapar. Recorren 40 y pico kilómetros. Rosario ha participado en medias maratones allí para hacer esa similitud de este es el recorrido que hace una niña de 7 años para escapar de la mutilación. Nosotros corremos por ocio. Ellas corren para salvar la vida".
El equipo femenino que Wanawake ha compuesto para correr la XXIII Media Maratón de Montaña del Ocejón está implicado en visibilizar estos temas pero también quiere fomentar la participación femenina en este tipo de pruebas en las que no llega al 20%. "Esta carrera necesita mucho entrenamiento, no se prepara en dos días y por eso a la mujer le sigue costando un poquito más participar por culpa de la conciliación. Lo único que nos falta es eso, conciliar. Conciliar y perder ese miedo porque tenemos en la mente que no podemos hacerlo".
Pero ellas están demostrando que sí se puede. Rosario, Erica, Sole, Karima, Hind, Sandra, Pilar, Carmen, Ana, Begoña, Lidia y Tamara, serán las corredoras de entre 37 y 59 años, madres, no madres, trabajadoras, jubiladas, casadas, solteras, diversas, que formarán parte del Equipo Femenino Wanawake, todas ellas unidas por un objetivo común: ser un referente para fomentar la participación femenina en las pruebas deportivas más exigentes y enfrentar las peores formas de violencia contra las mujeres y las niñas.
"La mujer tiene miedo de no poder conseguir eso. Por eso creamos un poco un entorno que sea un poquito más cómodo, que vayan acompañadas aquellas que tienen más miedo. Creamos grupos súper diversos, estamos hablando de mujeres entre 37 y 59 años. Hay solteras, y mujeres que tienen hijos gemelos que están entrenando, que tienen que hacer auténticas piruetas. De hecho, por ejemplo, Sandra, que es una de las corredoras, va a participar y va a llevar a su hijo y su hijo tiene que correr con ella porque no tiene dónde dejarle en ese momento". Entre todas se animan a seguir entrenando para conseguir el objetivo.
Rosario Ramírez se considera una corredora bastante anárquica. Pero estos meses ha ido incrementando el volumen de entrenamientos para llegar a tope a la carrera. "Esta carrera no es solamente un reto que me apetece muchísimo, sino que es una cosa muy especial. Es decir, soy parte de un equipo. Cada una correremos en nuestro ritmo pero formamos parte de un proyecto, y eso me anima muchísimo más que si fuera otra carrera. De hecho, con Mónica corrí una media maratón precisamente en Kenia, y te puedo asegurar que es la carrera más maravillosa que he hecho en mi vida. No solamente porque fuera en Kenia, que era algo muy especial, pero no era correr, de hecho ni me enteré. Fueron 20 kilómetros que se pasaron como si hubieran sido 100 metros, porque era tan ilusionante correr para para mostrar todo lo que tienen que hacer las niñas, lo mal que lo pasan porque estás viendo precisamente a todas esas personas a las que pretendes ayudar, vivirlo en primera persona. Y piensas en que te gustaría que todo el mundo supiera que hay muchísimas cosas que hacer en Kenia, en Tanzania, donde llegamos, pero también hay muchas cosas que hay que hacer aquí".
Rosario está especialmente concienciada con las víctimas de la trata. "Como voluntaria en Wanawake trabajo con mujeres que han sido víctimas de trata, y estamos aquí, en Madrid. No es sólo en África. Hay violencias extremas hacia la mujer y están en la puerta de nuestra casa. La esclavitud del siglo XXI".
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