- Primera Plana. 500 kilómetros por el Ártico: "Cualquier error se puede pagar caro"
- Polideportivo. El español Juancar Gimeno se estrena en el Ártico... ¡ganando!
"Anda que se equivocaron por dos kilómetros...", bromea Juancar Gimeno (@23toptraining en redes sociales) cuando cuenta que el recorrido oficial, teóricamente de 500, ascendía definitivamente a 514. Los que él recorrió para estrenarse en la Lapland Arctic Ultra ganando... con récord de tiempo incluido. Pero hubo "situaciones límite", confiesa en la redacción de MARCA, a la que ha llegado con muestras de la comida liofilizada que le ayudó en el empeño.
Pregunta. Ha pasado un tiempo ya desde que acabó los 500 kilómetros por el Ártico. ¿Cómo se encuentra?
Respuesta. Muscularmente muy bien y con los pies recuperados, porque acabaron superinflamados e incluso me asusté, pero sí que es verdad que en el tema de dormir sigo viéndome ahí, en el Ártico, en la nieve, y no concilio el sueño del todo.
P. Tardó unos días en regresar a España una vez acabada la prueba...
R. Fueron unos días de asimilar, de reflexionar sobre lo que había logrado, y también de descansar, porque al final si viajas no recuperas. Y también fue bonito porque fui recibiendo y dando la enhorabuena a las personas que llegaron después, porque los últimos tardaron tres días más que yo.
P. ¿Cuántos acabaron?
R. Acabamos nueve y éramos 14, porque a última hora se apuntó una persona. Los últimos llegaron al límite: eran militares ingleses y los cuatro entraron en la última hora.
Estuve en situaciones límite; una noche me asusté, porque no sentía dos dedos de un pie
P. Había un margen de diez días, había previsto ocho... y terminó haciéndolo en siete
R. Estimaba eso porque estaba bien preparado. Había trabajado duro y lo hice en siete raspados, siete y una hora y media. Muy contento, porque realmente conforme pasaban los días es cuando yo iba viendo que estaba muy bien. La verdad es que todo el fruto del trabajo ha servido.
P. Pero usted quería terminar la prueba y resulta que ha ganado...
R. Exacto. Estaba hasta emocionado e incluso lloré los kilómetros previos a entrar. Ya sabía que iba a ganar, porque el segundo estaba a unos 18 o 19 kilómetros. Entonces al final muy feliz, porque ganar una de las pruebas más duras del mundo es algo muy difícil.
P. ¿Sirvió de mucho el curso de supervivencia previo?
R. Fue crucial. Esa adaptación, ese estar en el Ártico, convivir con el frío y con el ambiente... para mí fue superimportante, porque si llego a venir un día antes de España, de estar en manga corta o pantalón corto, yo creo que no hubiera ganado la prueba. También aprender técnicas para hacer fuego, para sobrevivir mejor en esas condiciones...
P. ¿Usó los tampones?
R. Sí. En una Polar Cabin, una cabaña de madera, había una chimenea y lo que hice es usar el tampón prendiéndolo en gasolina, para hacer rápidamente un fuego. Estaba muy cansado y no quería perder tiempo.
P. ¿Cómo recuerda el principio de la prueba?
R. Muy duro, muy duro. Al final era como saltar a una piscina o al vacío: un mundo nuevo. Había esa incertidumbre de a ver qué pasa, porque era mi primera prueba en el Ártico o en un frío extremo. Pero creo que hice muy buena preparación. El trabajo de la nieve en España, en los Pirineos, en la montaña, en mi Calamocha, que somos una tierra de mucho frío... Ayudó a que me adelantara a los acontecimientos un poco e ir bastante seguro. Lo que pasa que aun así evidentemente había unos nervios, un respeto de ver lo que me iba a encontrar allí, pero creo que fue clave estar tranquilo y seguro de mí mismo, mantener la cabeza fría y saber que había hecho todo lo que estaba en mi mano para llegar mejor.
En los últimos kilómetros me iba durmiendo, pero los disfruté porque sabía que ya ganaba
P. ¿Cómo se va dando cuenta de que va a competir?
R. Lo recuerdo con gracia e ilusión, porque yo sólo quería acabar la prueba, pero el segundo día me encuentro con que voy segundo. Entonces, claro, digo: "Madre mía, ¿ahora qué hago?" El espíritu competitivo se activa y la presión también viene, porque yo iba más a disfrutar. Esa presión se traslada por ejemplo en los 'checkpoints', porque era obligatorio parar, reponer los termos con agua caliente, que te miraran los pies para ver si todo estaba bien... pero el alemán iba muy rápido, cerraba el trineo con prisas, los materiales, todo. Entonces era como una presión de a ver quién salía antes y yo ya estaba cansado, la verdad, porque quería saborear la experiencia. Entonces llegaron el cuarto o quinto día y me dije: "Tengo que atacar de alguna forma, pensar una estrategia, porque yo hasta el último día no quiero tener esta presión". Entonces le ataque en un buen momento, provocando un desgaste mental y físico.
P. ¿Cómo se ataca en una prueba así?
R. Te da tiempo a pensar de todo, porque son muchos kilómetros. Y hubo un momento clave. El tercer día íbamos muy juntos, pegados, y le dije que para ir solos y estar sufriendo en la soledad podíamos hacerlo juntos. Que él me fuera contando su vida y yo la mía tú me cuentas la tuya. Pero me respondió que quería ir a su bola, totalmente respetable. Entonces yo ahí decido ir un poco detrás para hacer un desgaste psicológico de que él me sintiera. Más adelante se paró porque estaba muy cansado y podía haberle sacado kilómetros ya, pero decidí quedarme con él. Entonces le digo: "Oye, vamos a hacer un kilómetro corriendo, un kilómetro andando, más rápido, más lento..." Le ayudé mucho esa noche y me lo agradeció, porque llegamos juntos al 'checkpoint', pero al día siguiente él había dormido una hora menos y había salido antes que yo. Entonces pensé: "Esto ya no puede ser. Hoy tengo que atacarle, porque sé que ayer acabó muy cansado". Ese día estaba nevando mucho, me estaba abriendo el paso con el trineo y yo le estaba ganando las pisadas, porque me iba fijando en el suelo y las mías eran más amplias que las suyas. Después de comer, cuando ya iba a caer la noche, me sentía fuerte, le vi parado y arranqué fuerte. Al pasar le dije: "How are you? Good?" Y seguí andando. Más rápido, más rápido... Empecé a correr y ahí fue que le saqué 15 kilómetros y ya no me los pudo recuperar. Cuando él llegaba a los 'check', yo me iba.
P. ¿Cuánto se corre y cuánto se anda en porcentajes aproximados?
R. Yo creo que para ganar y batir el récord de tiempo hice un 60% andando y un 40% corriendo, quizás 65% y 35%. Creo que fue clave para ganar, sobre todo para mi mente, ir cambiando de ritmo. Andar se hace muy duro, porque puedes avanzar más lento, pero correr a veces es imposible porque la nieve está blanda.
P. ¿Y el descanso?
R. Iba improvisando, pero yo creo que fueron tres o cuatro horas de media. Hubo una noche que dormí una hora y media, porque de hecho me adelantó el alemán y fue mi despertador. Me había dormido encima del trineo, sin sacar la tienda de campaña, porque llevaba 80 kilómetros y estaba supercansado. El cielo estaba despejado, pensé que no iba a pasar nada malo, así que saqué el saco de dormir y con el plumas me metí dentro. Me quedé frito encima del trineo. Ha habido una mezcla, porque otro día dormí cuatro horas en tienda de campaña. El sueño era muy dispar, a lo mejor un día de seis de la tarde a diez de la noche y otro de madrugada, más normal.
P. ¿Y la alimentación?
R. Ese tema ha sido clave, los suplementos energéticos que he llevado, la cafeína, el isotónico y luego las comidas liofilizadas que aportan muchas calorías, pues al menos tomar tres o cuatro al día ha sido importante.
Hubo momentos en los que las piernas no iban porque la mente no estaba conectada
P. Se va acercando el final. Quería disfrutar los últimos kilómetros...
R. Exacto. Yo por eso decido atacar al alemán. Entonces el último día, antes de que llegara al 'checkpoint', que le quedaban cinco kilómetros, yo decido salir hacia la meta. Nos quedaban 40 kilómetros que fueron duros, porque los hice de madrugada para llegar a las once de la mañana. Estaba andando y me iba durmiendo, literal, pero los saboreé porque sabía que ya ganaba y fueron momentos muy bonitos. Además con auroras boreales esa noche... Fue increíble.
P. ¿Ha sido duro física y psíquicamente?
R. Parece que no es tan difícil, a lo mejor por el récord de tiempo y haber ganado, pero realmente es lo más duro que he hecho en la vida. Ha habido momentos críticos. He llorado durante la prueba, me ha costado avanzar, he sentido la soledad... Ha habido momentos en los que las piernas no iban porque la mente no estaba conectada, pero estoy muy orgulloso de haberlo sabido revertir. Y ha sido clave decir: "Oye, he hecho mucho sacrificio para estar aquí, he cancelado muchos planes con amigos o familia por ir a entrenar. Yo ahora no me puedo rendir, tengo que seguir adelante" Eso es lo que me hizo resurgir. Pero incluso he tenido alucinaciones, algo que nunca me había pasado. En medio de la noche, muy cansado, después de 20 horas andando sin parar, pues a lo lejos me imaginaba que había un edificio y luego llegaba y era un árbol. Y también estuve en otras situaciones al límite, no con hipotermia en todo el cuerpo, pero sí me asustaron dos dedos del pie una noche, porque no los sentía y tardé bastante en calentarlos. Fue clave parar y meterlos en el saco de dormir. Podía haber pasado algo más grave.
P. ¿Estaba conectado durante la carrera?
R. En los 'checkpoints' aprovechaba ligeramente, no para abrir mensajes porque no me daba la vida y tenía que descansar y comer, pero sí para leer un poco por encima. Realmente era un empujón sentir a la gente ahí cerca y que todo el mundo me estaba apoyando.
P. ¿Ha valido la pena?
R. El último día creía que no, porque para mí estaba siendo un infierno, pero gané y encontré a mi familia, que se había presentado allí, en ese sitio tan remoto, para darme una sorpresa. Ahora, con perspectiva y después de una reflexión, ha merecido la pena sin duda. Y si no hubiera ganado, habría merecido la pena igual. Acabar esta prueba ya es una superación, una búsqueda de una mejor versión.
P. ¿Sorprendió que ganara usted?
R. Yo creo que sí, porque nunca había ganado un español. Hay una entrevista inicial para ver si te aceptan en la carrera, en la cual se informan un poco de tu trayectoria, pero mi bagaje era sólo el Marathon des Sables en el desierto, que es lo contrario al Ártico. Yo creo que, siendo novato, resultó decisivo que les dijera que soy de Calamocha y que es el pueblo más frío de España.
Quiero saborear un poco más esto, pero no creo que tarde mucho en buscar otro reto
P. ¿Cuándo calcula que volverá a teclear en Google 'pruebas más duras del planeta'...?
R. Pues no me lo digas dos veces, porque me está preguntando mucha gente cuándo es el próximo reto. A uno le pica el gusanillo, no voy a engañar. Quiero saborear un poco más esto, pero no creo que tarde mucho en buscar otro reto. Yo sobre todo me quedo con el aprendizaje que he hecho: era un novato en todo y creo que el camino es muy bonito para cualquier aspecto en la vida. Entonces eso me va a enganchar a otros desafíos. No tardaré mucho.
P. ¿Recomendaría a otros españoles participar en la Lapland?
R. Los animaría, pero también les diría que tengan claro el motivo por el que la hacen. Es muy dura y no todo el mundo puede acabarla si no es con una buena preparación. O sea, tiene que haber una razón que les empuje y ser muy firmes.
P. Usted además es entrenador personal...
R. Efectivamente. Tengo mi marca, '23TopTraining', con la que me dedico a sacar la mejor versión de personas de todo el mundo. Mi pasión es ayudar a superar retos y a buscar la mejor versión de cada uno.