Ya había ganas de volver a disfrutar del mejor pádel del planeta, esta vez en Paraguay, donde Gemma Triay y Delfi Brea volvieron a meterse en una nueva final, la séptima consecutiva. Lo lograron tras un sábado que trajo además un 'premio gordo' para la menorquina, que vuelve dos años después a liderar el ránking femenino (de momento, en solitario).
A las puertas del que podría ser su quinto título del 2025 se vuelve a confirmar que esta pareja, para sorpresa de nadie, está para asaltar el trono mundial del pádel. Digo sorpresa de nadie porque creo que era bastante evidente que, por nivel, jerarquía y momento, Delfi y Gemma eran las principales candidatas a plantar cara a Ari y a Paula en todas las quinielas desde el mes de enero. Sin embargo, y como viene ocurriendo años atrás, todo lo que rodea a la menorquina lleva un asterisco al lado.
En diciembre anticipó en este diario lo que se venía, sin pelos en la lengua y con un mensaje claro: "Voy a por el 1 y no jugaré con Claudia, no quiero darle esa responsabilidad". Un mensaje del que, de nuevo, los haters sacaron miles de aristas, quedándose en la superficie, en el titular, sin entrar en el fondo y las formas. Y le atizaron, otra vez.
Los mismos que le dieron hasta en el DNI no son conscientes de lo que fue el 2024 para ella. Empezó movido, dejando a Marta y apostando por Claudia, con todo lo aquello suponía: otra ruptura 'rara'... y un tiro al aire con una niña que no llegaba a la mayoría de edad. Salió bien, sobresaliente podría decirse, pero detrás de todo eso hubo muchas más cosas. Cosas que explicaron ambas en MARCA y que sirvieron para recordar a los críticos que el deporte profesional y todo lo que le rodea sigue siendo un iceberg. Sin embargo, la mejor Gemma volvió a asomarse, como si nunca se hubiese ido y como si nada hubiera pasado meses atrás.
Porque, si viajamos al 'origen', llegamos al fin con Salazar. En ese momento también habló Triay. Consciente de que los tempos y las formas quizás no fueron las mejores, la balear se abrió en canal -también en MARCA- y de par en par para dar su versión de una ruptura en la que la gente ya había elegido perjudicada y culpable antes incluso de escuchar a ambas.
Aquello le enseñó la cara más dura y amarga del deporte y le colgó un cartel de villana que ha tenido que quitarse yendo un paso más allá de las palabras. Pero esta vez no ha sido en los medios de comunicación, sino en la pista, donde lo hacen las más grandes.
Y qué bueno es para el deporte, para el pádel femenino, que sus mejores declaraciones sean después de sumar victorias. Con el puño en alto. En el 20x10. El lugar en el que siempre estuvo más cómoda. Hablando donde tiene que hablar. Y estando donde tiene que estar.
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