Muchos se agarran de la cabeza por el accionar que está teniendo el RCD Mallorca hacia la persona de Javier Aguirre por el hecho de no haber tratato aún su continuidad o no en el banquillo del club de una manera más humana que el silencio (público) hecho hasta el momento.
Respeto todas esas aseveraciones, porque un señor entrenador, y los que lo conocen personalmente, dicen que mejor persona, merecía llevarse un mejor recuerdo de sus últimos horas/días/semanas en la institución balear, como se lo merecería cualquier empleado de cualquier empresa.
Aunque, de momento, no escuché que se hablara de que el contratista puede actuar como le plazca, ya que es el que paga y es el único que vela por sus propios intereses: deportivos y financieros de la sociedad. Que por qué hayan actuado de una manera u otra con el técnico mexicano sólo lo saben ellos y nadie más que ellos.
Ahora bien, lo anterior (que el club se mantenga en silencio) no quita que la llegada, ya que todo apunta a eso, de Jagoba Arrasate al Mallorca sería apuntalar otro tipo de proyecto en el equipo, simulando lo que el entrenador vasco hizo con todo éxito en Osasuna.
O sea, apostar por un estilo futbolístico distinto y mirando un futuro con un contrato de un lustro con un entrenador joven y que viene ya de hacer el mismo camino en Pamplona del que realizó Javier Aguirre en Mallorca: finalista de Copa, jugar la Súpercopa y pasear el nombre de su equipo tras la enorme difusión mundial que tiene el torneo que se disputa en Arabia Saudita.
Habrá que esperar, porque sólo el transcurrir de la siguiente temporada dictaminará si el Mallorca hizo bien o mal dejando que Javier Aguirre se fuese del club. Lo que no quita es que el club sí obró mal con el técnico, por lo menos de cara a la su afición y al público en general.
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