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La Ciudad de México ha estado expuesta a movimientos sísmicos de gran intensidad prácticamente desde su nacimiento como urbe, e incluso desde antes. Esto, como es bien sabido, se debe a su posición geográfica, ya que forma parte del llamado 'Cinturón de Fuego del Pacífico', una de las zonas de subducción ubicada en las costas del océano Pacífico compuesta por algunas de las regiones sísmicas y volcánicas más importantes y activas del mundo. Pero, ¿qué ocurre con los microsismos?
Hay distintos factores que influyen en la presencia de microsismos en la Ciudad de México, y poco tienen que ver con el nacimiento de un volcán o con la extracción del agua de subsuelo, hipótesis que suelen ser populares, pero poco acertadas.
La ubicación de la CDMX es clave para entender el fenómeno
Una gran parte de la ciudad descansa sobre capas de arena y barro de una profundidad de hasta 91 metros, donde se encuentran sedimentos acuosos y movedizos que hacen que la urbe sea particularmente vulnerable a los sismos y a otros problemas.
No hay que olvidar que la Ciudad de México prácticamente "surgió" del Lago de Texcoco, pero además atravesada por el Eje Neovolcánico, una cadena montañosa que corre del Pacifico al Golfo de México.
¿Por qué hay microsismos en la Ciudad de México?
Con apego a las informaciones científicas del Instituto de Geofísica de la UNAM y del Servicio Sismológico Nacional, los microsismos de la capital se deben, principalmente, a las fallas debajo de la Ciudad de México, producto de la interacción entre el suelo lacustre y volcánico, lo que origina esas sacudidas repentinas acompañadas de un sonido similar al de una explosión y cuya intensidad aumenta conforme la cercanía al epicentro.
Microsismo con epicentro en la CDMX
Según Víctor Manuel Cruz, investigador del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, los microsismos son generados por la reactivación de antiguas fallas geológicas, pero la energía se intensifica especialmente en la CDMX por el hundimiento del Valle de México
Los Microsismos son pequeñas rupturas en el interior de la tierra, ubicadas cerca de la superficie, a unos cuatro o cinco kilómetros de profundidad, y no son poco comunes en la región de la cuenca del Valle de México
Esto origina que el epicentro de estos microsismos tenga origen en la Ciudad de México, los cuales se han registrado desde 1928 por el mismo Sistema Sismológico Nacional, que fue creado en 1910.
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