Estaba La Defense Arena en plena orgía de emociones después del segundo oro olímpico de León Marchand, eran tantos los decibelios, que la carrera más asombrosa a la que ha asistido la humanidad en toda su existencia en una piscina no pudo elevar más el ruido. Pero lo hubiese merecido. El griterío, que fue elevado, no estuvo a la altura de lo que aconteció.
El chino Zhanle Pan terminó con la sequía de oros de su país con una marca estratosférica en los 100 libre, la prueba reina de la natación, que aqui había bajado en su presentación algunos grados por la hazaña de Marchand. Con 19 años, que hace 20 el domingo, el misil asiático fue a poner una marca que puede durar años si no se produce una nueva revolución textil antes.
Cubrió los dos largos en 48.40, una marca similar a los 9.58 de Usain Bolt, cuarenta centésimas más bajo que la marca que él tenía desde febrero pasado en los Mundiales de Doha. La prueba es que le sacó 1.08 a Greg Chalmers, la plata, la diferencia más grande en 96 años,desde que Johnny Weismuller, el nadador que interpretó a Tarzán, batió por 1.2 (cronometraje manual) al húngaro Baranyi en Amsterdam 1928.
En una carrera de motores distintos, ya había hecho el primer largo en 22.28 sacando 33 centésimas al segundo. Chalmers, que pasó el último por los 50, remontó para ser plata con 47.48, una centésima menos que David Popovici, el rumano campeón de los 200, que no se creía lo que había pasado a su lado. Y decían que la piscina era lenta...