Hugo González accedió a su segunda final olímpica en París 2024, la de 200 espalda, que, como la de 100, también tendrá nadar por una de las calles exteriores, una premisa que se había fijado a evitar cuando salió de la piscina el lunes con el sexto puesto y con lamentos. Sin embargo, esta vez, el discurso fue otro. "Tengo buenas sensaciones y por la calle 1 se pueden ganar también medallas", dijo marcándose como objetivo un tiempo: estar en el 1.54 y pico.
"Si no consigo mi mejor marca, por lo menos estar en el mismo segundo", insistió. Hugo tenía ganas de empezar. Fue el primero en saltar al agua para agarrar las troneras. Se puso en posición y reaccionó rápido. El primer largo se lo tomó con calma y pasó séptimo con 27.39, mientras el italiano Ceccon, el plusmarquista de 100 le ponía ritmo a la cosa.
El mallorquín mejoró en la vuelta y ya se posicionó tercero. Como le ocurre a todos los nadadores empeoró el tercer largo (30.20 frente a 29.54) y cayó a la quinta plaza. En el último volteo, ya sí d todo. Lo cubrió en 29.39 y llegó en tercera posición con 1:56.52, siete centésimas menos que Ceccon, que no nadará la final. Como, sorprendentemente, tampoco lo hará Ryan Murphy, el compañero de Hugo en Cal, subcampeón olímpico y campeón olímpico en Río, que no fue capaz de seguir el exigentísimo ritmo que impuso el sudafricano Pieter Coetze, favorito al oro, en la segunda serie, ganada al final por el suizo Roman Mytiukov.
En una final sin jerarquía, en la que el español es el vigente campeón del mundo, Hugo jugará sus bazas aunque lo haga en una calle incómoda. Seguirá con su rutina de siempre "por sensaciones", calentará unos 2.000 metros, "quizás 800 a espalda o quizás menos, según me sienta". Y se tirará a la piscina en busca de una medalla para la natación olímpica española masculina que nadie ha logrado fuera de la saga de los Zubero y de su amigo Sergi López. Cuando ya han pasado 32 años.