Agonizaba el Estados Unidos - Puerto Rico, con la victoria ya asegurada del combinado de Steve Kerr, cuando Joel Embiid salió al escenario para robar todos los focos. Ya había estado jugueteando con el público, que volvió a dedicarle una pitada por posesión del pívot. Tras anotar un triple se señaló la oreja pidiendo más ruido. Y lo tuvo.
Su show final, convertido en un esperpento, es de época. No es fácil ver esto en un partido de baloncesto, pero entre que estaba decidido y el protagonista, el resultado fue un final convertido en un circo.
A 16 segundos del final Embiid cogió el balón un metro más allá de la línea de medio campo, muy alejado de su zona de influencia. La gente empezó a pedirle que lanzara y él se dirigió al público pidiendo más ruido, más pitos y más seguidores cantando su nombre. Conditt, al que no le gustó lo que veía, trató de arrebatárselo, pero Embiid lo conservó en sus manos, se giró y a falta de 6.2 para la bocina del final lanzó a canasta, casi tres metros más allá de la línea de 6,75... para convertir su lanzamiento en un penoso 'airball'. Embiid se marchaba riéndose y el partido se acababa.
El de los Sixers había logrado ser el protagonista, lo ha sido desde que se inició el torneo en Lille, y lo seguirá siendo en parís donde le espera una pitada aún mayor que la que ha estado recibiendo hasta ahora. Aunque viendo el resultado, poco le importa a Joel que le piten, todo lo contrario, le motiva y mucho.