GOLF
Masters Augusta

La feliz familia Rahm y la opción de imitar a Jack Nicklaus

El campeón de 2023 confiesa lucidez mental acuciada por su gran momento fuera del golf y apunta a una secuencia de victorias que interpretaron en 1962-65 Palmer y el Oso Dorado

Jon Rahm (30) lee un putt la semana pasada
Jon Rahm (30) lee un putt la semana pasada
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El martes salió radiante en Augusta. La cara de siempre del Masters. Un jardín entre azaleas. Ni rastro del aguacero que había cerrado el campo el lunes para desánimo del personal que había venido desde distintos rincones del país sólo a ver el entrenamiento. "Quienes no pudieron disfrutarlo tienen entrada gratis para 2026", anunció la organización. Aquí son así de espléndidos. Por algo es el club más significado del planeta.

En las mesas de las terrazas de la casa club ni gota de la lluvia. Tan sólo los círculos perfectos que dejan los vasos de limonada helada al levantarlas los socios, el 'culaccino', que diría el ausente sco Molinari. Ni rastro de jugadores italianos en los dos últimos años. Y Roma albergó la Ryder Cup en 2021. Afortunada España que lleva 49 temporadas siguiendo el torneo de la chaqueta verde jaleando a uno de los suyos. Generación tras generación. En el mismo partido de entrenamientos conviven cuatro. Un lujo. José María Olazábal, de los 60; Sergio García, de los 80; Jon Rahm, de los 90, y Josele Ballester, de 2023. De hace nada, vamos. "Olazábal te puede estar contando dos horas y media sin parar anécdotas. Se conoce cada árbol", dice el ganador de 2023.

Rahm, barba tupida, genética de Barrika, donde todo crece recio, mira al palmarés del torneo y no presta atención a otro aliciente. Dos mitos, Arnold Palmer (los años pares) y Jack Nicklaus (impares) se repartieron las chaquetas verdes entre 1962 y 1965, la secuencia que él podría ahora imitar con Scottie Scheffler. "Ojalá, suceda, pero no es un extra. Desde luego que me gustan los pulsos con él porque damos lo mejor de nosotros". 

Porque, Jon, ya padre de tres, se refugia, como lo hace el defensor del título, en la familia. "Desde mayo pasado, por problemas con el embarazo, Kellie y los niños no pudieron viajar hasta la semana pasada. Así que es maravilloso que estén aquí. Esto me ha hecho poner las cosas más en perspectiva. Y te das cuentas que me da tanta alegría que estén, que las cosas que pasan en el golf tienen menos importancia. Tengo una familia perfecta".

Jon Rahm disfruta del Masters de Augusta donde intentará el asalto a su segunda chaqueta verde

Carla Bernat, el sábado, se convirtió en la quinta maestra española, la primera mujer después de cuatro maestros masculinos. "Ojalá podamos conocernos pronto", soltaba Rahm, mientras aludía a los orígenes para explicar por qué el golf español saca tanto rédito al Augusta National. "Creo que la principal inspiración para todos nosotros es un solo hombre: Seve. Creo que lo que hizo al principio, ganando aquí con 23 años, siendo el primer europeo en ganar y pudiendo repetirlo varias veces, creo que marcó un antes y un después para los jugadores españoles. Poco después Ollie le siguió. Y es verdad que es un campo que premia el juego corto y creativo. Donde España tienen muy buenos jugadores".

La devoción por el pionero se extiende minutos después: "¡Qué grande lo que hizo Seve en el Masters! Y cómo lo hizo. Su primera victoria fue con una ventaja tan grande, que hasta tiró alguna bola al agua porque podía permitírselo. Todo lo que hacía tenía un toque especial, y todas las demás grandes actuaciones posteriores. Creo recordar que perdió un desempate una vez (1986) y tuvo la oportunidad de ganar. Obviamente, el 86 fue uno de los años más dolorosos para el golf español, pero un gran año para el golf en general. Hay una razón por la que se dice que los golfistas españoles lo han hecho tan bien aquí. Creo que él marcó esa esencia, y no puede ser casualidad que los dos últimos jugadores españoles en ganarlo -Sergio y Rahm- lo hicieran el mismo día que habría sido su cumpleaños. Definitivamente, hay algo en él y en todos nosotros, que es algo que todos podemos sentir"..

Su experiencia el año pasado, donde defendía el título, estuvo llena de sinsabores. Los honores al campeón, la cena homenaje, se mezclaron con un juego pobre, que le dejó cuadragésimo quinto. "Fue una semana dura. Era mi primer major después de unirme al LIV. Algunos comentarios me sentaron mal y otras preguntas me pusieron en aprietos. Aunque nada diferente a lo que sufren otros deportistas. Ves las conferencias de prensa de Lebron James y parece que lo persiguen a diario. No lo envidio en absoluto", confesó.

Jon Rahm, en el hoyo 17 de Doral
Jon Rahm, en el hoyo 17 de Doral

"Y luego tanto protocolo fue difícil adaptarme. Aunque fue algo más interno, mío, que externo. También, es cierto, no le estaba pegando a la bola con la confianza con la que estoy ahora".

En ese pastiche de sensaciones, uno de los periodistas le pregunta por su lugar en la historia. "Aún es pronto. Sería muy egoísta pensar en eso tan temprano. Quiero seguir dando argumentos". Y esa mentalidad, centrada en objetivos continuamente, casi una patología, es la que, como le pasaba a Tiger, le impide disfrutar del paisaje en su total expresión. Donde el público ve un fastusoso contraste de colores, ellos se centran en las banderas, en buscar el camino más rápido al hoyo. "No me dejo llevar por las flores ni por la belleza del campo de golf ni nada parecido. Solo me concentro en lo que viene". 

Para terminar, deja una anécdota a la cabalística. "Es el segundo año que no he podido venir antes para prácticar. El primero fue en 2023, cuando gané. Es verdad que estuve en enero con un amigo y un socio, pero esas referencias, con ese frío, no valen. Si gano el domingo, desde luego que no volveré antes nunca más", bromeó.

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