GOLF
British Open

Shane Lowry se instala en lo alto en el Open Británico a pesar de un espectador aguafiestas

El irlandés juega en 69 golpes, aunque tuvo que dropar en el hoyo 11 porque un aficionado encontró su bola en la maleza

Shane Lowry avanza en la segunda jornada del British
Shane Lowry avanza en la segunda jornada del British
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Debe ser difícil el oficio de meteorológo en el condado de South Ayrshire, donde se eleva desde dos siglos atrás Royal Troon. Lo que se anunciaba como una mañana en la que podía ser benévola para todos los que aprovecharon la tarde del jueves cuando el viento amainó, cambió de pronto. Los golfistas tuvieron que batallar también con un escenario durísimo en el que ninguno de los marcadores se disparó y los nueve segundos hoyos arrugaron las ilusiones de los que habían alcanzado el 10 con un botín jugoso. El paradigma fue el alemán Siem. Pasó el sello de correos, el corto par 3 del hoyo 8 en cinco bajo par; en los 10 hoyos restantes acumuló cinco bogeys para firmar 71 golpes, el par del campo.

Troon no se apiadó de casi nadie y trató a los contendientes con crudeza. A Justin Thomas, que en cinco hoyos había perdido toda la renta del primer día. Pasó de -3 a +1. A Schauffele (72), Fitzpatrick (78) y a Wyndham Clark (80). Incluso le dio un ligero meneo a Shane Lowry, el irlandés que creció con estos veranos y que en la segunda jornada, sobresaliente, volvió a ganar la batalla, ésta con 69 golpes que saben a gloria.

Su susto no le bloqueó. Cuando el ganador de 2019 estaba construyendo una buena vuelta, un arbusto de aulagas en el hoyo 11 lo frenó en seco. Dio por perdida la bola y jugó otra provisional muy bien tirada, pero un espectador la encontró y le obligaron a seguir con la primera. Tuvo que dropar con penalidad y terminó ese par 4 en seis golpes. Doble bogey. Fue el único borrón del día, enmendado luego con dos putts formidables, especialmente el del 18 desde seis metros. En tales circunstancias, la ronda de 68 que alcanzaron gente como Jorge Campillo -gran reacción a su 80 del primer día-, Jason Day, subcampeón el año pasado, el desesperante Cantley o Billy Horschel, que vive un buen momento tras un top 10 en el PGA Championship, cobró un valor superlativo.

Poco antes de que diesen las dos de la tarde, en cada putt cimbreaban las perneras de los jugadores con los vientos de 40 km/h (luego llegarían a 50), los pares se celebraban con puños cerrados y los bogeys eran males menores. En cada golpe de salida, los golfistas levantaban el brazo derecho o izquierdo para avisar de que su bola habían perdido calle. Era un gozo para el personal que podía tener más cerca que nunca a las estrellas a las que abrasaba con los celulares. Sobre todo a Tiger Woods, que volvió a vivir un martirio. Firmó 77 golpes y un total de 14 sobre par, el peor tanteo de su historia en el Open Británico, el torneo que ganó en tres ocasiones. Se llevó una gran ovación y por la forma en la que se despidió, aunque le duela a Colin Montgomerie, volverá en 2025. "Nos veremos en Portrush, definitivamente", dijo animada la megaestrella.

Tiger Woods (48) se despide del Royal Troon.
Tiger Woods (48) se despide del Royal Troon.

"He mejorado, aunque mis resultados no lo hayan demostrado, pero físicamente he mejorado, lo cual es genial", corroboró. "Solo necesito seguir progresando así y, con el tiempo, empezar a jugar de forma más competitiva y volver a entrar en el ritmo competitivo".

Quien se posicionó fue Scottie Scheffler, el número 1 mundial. Con dos bogeys, uno en el 18, y tres birdies, igualó los 70 golpes del jueves. Con ese swing singular del baile de pies y un juego que, a priori, parece pretedeterminado para los campos de Estados Unidos -las doce victorias en su carrera todas allí- se defendió con inteligencia. Incluso jugando hierros en los pares 5 de primeros golpes. Fue un estratega. Se quedó a cinco golpes de Lowry, una buena distancia cuando quedan aún 36 hoyos en el pequeño infierno.

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