España alcanza otra final. Hubo generaciones que apenas se atrevían a soñar con ello. Desde hace años, es habitual que la selección española esté entre las mejores. Pelear por los títulos sucede constantemente. Con De la Fuente, España no sabe hacer otra cosa. Y es que esta España lo logra incluso sin Rodri ni Carvajal. Un equipo con jugadores como Lamine Yamal, de 17 años, y Dean Huijsen, de 19. Es casi increíble imaginar el futuro de España con Lamine Yamal y Dean Huijsen. Lamine, un fenómeno mundial, lo demuestra con creces. Su talento, conocido desde hace tiempo, quedó patente con sus dos goles a Francia, otro ejemplo del potencial que este joven aporta a la selección. No importa si gana o no el Balón de Oro. Es una barbaridad, y su impacto en la selección apenas comienza.
El pecado de Cucurella
Como era de esperar, Marc Cucurella fue recibido en Stuttgart con una sonora pitada. "Es lo que esperaba", había explicado antes de viajar a Alemania. Su pecado no fue una patada alevosa, unas palabras agresivas ni nada antideportivo. La supuesta ofensa fue que un pelotazo de Musiala impactó en su mano y el árbitro inglés Anthony Taylor dictaminó que no era penalti, pese a jugarse en territorio alemán. Así es el fútbol. Una cosa absurda.
Oyarzabal y el asunto del 9
Que Mikel Oyarzabal no es un delantero centro de toda la vida es evidente, pero también lo es que está lanzado para ser el 9 titular de la selección. Como hizo en Mestalla ante Países Bajos, De la Fuente colocó al de Eibar como delantero centro. Su capacidad de sacrificio para el equipo es comparable a la de Morata. "Presiona como un animal", decía Luis Enrique sobre Oyarzabal. Además, muestra una calidad excepcional en el área, como la jugada de fútbol sala que ejecutó para asistir a Nico Williams en el 1-0. De la Fuente fue campeón de Europa sub 21 con Oyarzabal como ariete. También conquistó la Eurocopa con el gol decisivo de Oyarzabal ante Inglaterra. Y su rol en la selección parece estar más que consolidado.
Huijsen, hielo puro
Tiene 19 años y el de Francia era sólo su tercer partido con España. Pero está claro que Dean Huijsen es un elegido. El central, como hizo en los dos partidos ante Holanda, demostró un frialdad impropia de su edad. Cada vez que tuvo que sacar la pelota fue una demostración de calidad que dispara el optimismo de una apuesta que estaba marcada en rojo en Las Rozas desde que el chico decidió jugar con España. Un central de época se cuece.
Unai, sus paradas y el sofocón
Francia generó ocasiones suficientes para que el partido hubiera seguido un rumbo distinto al que tomó tras el gol de Nico Williams. Pero España tuvo algo que Francia no: las paradas de su portero. Unai se mostró sereno, con manos seguras y pies ágiles. Fue el seguro de vida que Francia no encontró en Maignan en este partido. Lleva tiempo siendo el mejor portero del mundo. Además, es uno de los líderes indiscutibles de esta España arrolladora. Y cuando no llegaba, Unai contó con la ayuda de sus postes. Y con todo hubo que apretar los dientes hasta el final porque Francia se negó a entregarse a su suerte. El final del partido fue de una tensión imposible de pensar cuando quedaban 10 minutos. Un partido para presumir de muchas cosas, pero también para aprender. Ni es normal marcarle cinco goles a Francia ni no lo es encajar cuatro.
Fabián, de récord pese a la revolución sa
Le tocó vivir la parte más inquietante del partido. Fabián entró para congelar el partido y lo que vivió fue un levantamiento francés que se quedó a un gol de llevar el partido a la prórroga. Pero España ganó y suyo es ya el récord en solitario de partidos sin derrota desde el debut. Son ya 38, uno más que Julen Guerrero. El domingo será titular.
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