Antonio Rüdiger ha jugado toda la temporada al límite. Era el único central de la primera plantilla que le quedaba al Madrid... y lo último que se le pasó por la cabeza fue dejar tirados a sus compañeros, y al cuerpo técnico, a pesar de que su cuerpo le pidiese a gritos más de un descanso obligatorio. La selección alemana si le pudo liberar de un parón, mientras que en el club blanco nunca se llegó a encontrar el momento.
Una temporada en la que ha tenido que recurrir a un aparatoso vendaje para la rodilla izquierda ya que padece artrosis prematura, una enfermedad crónica con la que convive y que no le limita, pero sí demanda no acumular muchos minutos para poder descansar bien. Hasta que en el Clásico... su cuerpo dijo basta. El primer aviso llegó en el minuto 60, pero con el equipo en plena remontada, el central alemán no le dio importancia. La tensión del partido le llevó al límite y su cabeza, en caliente, no sentía nada. Con el gol de Tchouaméni en el 77' llegó el primer aviso serio. Rüdiger se tiró al suelo durante la celebración y fue Ceballos, que había saltado al córner para celebrar con el resto, quien ayudó a su compañero con los calambres en la pierna derecha.
Cojera evidente... y Vallejo a calentar
Aquello fue solo un aviso muscular que acabaría desencadenando todo lo que vino después. El cuerpo médico acudió al rescate para vendar por completo su pierna antes de que volviese al terreno de juego tres minutos más tarde. Unos vendajes con lo que parecía que iba más a la guerra que a disputar los últimos minutos de la final. Ahí su cojera ya era más que evidente... y a los cinco minutos acabaría llegando el empate a 2. Pase perfecto de Lamine para Ferran, que le gana la espalda a Rüdiger para acabar mandando el balón a la red tras la mala salida de Courtois, que duda con la lesión de su compañero.
El partido se fue a la prórroga... y ahí explotó todo. Rostro torcido. Cojera. Sus compañeros, visiblemente alarmados, lo rodearon mientras se sentaba en el banquillo para coger un poco de aire. El principio del fin para un soldado que no pidió el cambio hasta que su cuerpo no pudo más. Quizás ya era demasiado tarde o quizás era una decisión a tomar por parte del cuerpo técnico, pero la presencia de Rüdiger sobre el verde hasta el minuto 111, a toro pasado, parece una negligencia completa. Por el camino quedará la presencia de Jesús Vallejo, sin minutos esta temporada, calentando en La Cartuja como para salir al rescate. Ahí se quedó todo, en un intento de nada... y con Rüdiger lesionado hasta el Mundial de Clubes.
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