A primera hora de la tarde, los dirigentes del Real Madrid no tenían decidido presentar oficialmente queja alguna por las declaraciones de los árbitros, pero la indignación se fue elevando, y cuando se acercaba a la hora del entrenamiento y la rueda de prensa, se dio un paso delante, sugiriendo el cambio de los colegiados, con especial mención el de Gonzalez Fuertes, responsable del VAR.
El Real Madrid fue observando la reacción de los aficionados, viendo como poco a poco la indignación iba creciendo, hasta el punto de decidirse a presentar la queja formal a la Federación y sugerir que un árbitro que ha hablado así no puede dirigir partido alguno. No se descarta, incluso, no presentarse a la final.
Creen que una persona que habla así sobre algo o alguien a la que va a juzgar, no está capacitado para decidir y dictar sentencia de nada, en clara referencia a González Fuertes.
El pulso se mantiene: la presión no cede
La Federación se mantiene firme en su posición y no ve posibilidad alguna en que vaya a producirse un cambio, pero lo que es evidente es que todos lo sucedido va a pasar factura en el Comité Técnico de Arbitros. Ya ni lo que se considera provocación, como son los vídeos de Real Madrid TV o algunos comunicados en redes sociales de otros equipos, va a servir de atenuante para la toma de decisiones.
Rafael Louzán habló con José Ángel Sánchez al filo de las 18.30 horas, para que el Real Madrid como institución recapacitara y acudiera tanto al entrenamiento como a la cena de gala de la final. Cierto es que Florentino Pérez no tenía previsto llegar a Sevilla hasta la mañana del sábado, por lo que en ningún caso iba a ir a la cena, pero la idea de no acudir sigue firme.
La posibilidad de que no haya final sigue sobrevolando la capital andaluza, pero desde la Federación se espera que el desenlace no vaya más allá de no acudir al entrenamiento y a la rueda de prensa. La indignación del Real Madrid sigue aumento y no se sabe cuál puede ser el final.
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