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El Real Madrid afronta este miércoles ante el Arsenal uno de los mayores desafíos de su historia europea. El 3-0 de la ida y, sobre todo, las sensaciones ofrecidas por los blancos en Londres, hacen que pensar en la remontada sea un extraordinario ejercicio de optimismo.
Pero, puestos a buscar el lado bueno, lo cierto es que si hay algún club que sabe de remontar marcadores monstruosos en Europa, ese es el Madrid. Hasta el punto de que los blancos han levantado la mitad de las seis eliminatorias continentales en las que perdieron la ida a domicilio por tres o más goles de diferencia.
Cierto es que ha pasado tiempo y que los últimos intentos de remontadas madridistas con esa diferencia no han llegado a buen puerto. En el Bernabéu aún se recuerda el tremendo disgusto del cruce de semifinales de Champions ante el Dortmund de Lewandowski, autor de los cuatro goles alemanes que acabaron frustrando el pase de los blancos a la final de Wembley. Pese a todo, el Madrid rozó la proeza con un 2-0 en el Bernabéu que le dejó a un gol de la clasificación en virtud del valor doble de los goles fuera de casa.
Eso ocurrió en la temporada 12-13. Mucho antes, en la 75-76, el Madrid logró su primera gran remontada europea. Fue en la ronda de octavos de final y rival fue el Derby County inglés, vigente campeón de su país. Los británicos aplastaron al Madrid en la ida (4-1), pero se vieron sorprendidos por el vendaval madridista en el Bernabéu. Los blancos lograron empatar el marcador de la ida en el minuto 83 (Pirri) y, ya en la prórroga, un gol de Santillana acabaría dándoles el pase a cuartos (5-1).
Esa remontada empezaba a ser un recuerdo lejano en la temporada 84-85, en la que se produjo un precedente que el madridismo ve como reflejo perfecto de la situación de este miércoles. El Anderlecht, uno de los equipos más potentes de Europa en ese momento, apabulló al Madrid en la ida, logrando un 3-0 que reducía a la mínima expresión las opciones blancas de seguir progresando en la Copa de la UEFA. Sin embargo, en la vuelta, el 28 de noviembre de 1984, ante un Bernabéu abarrotado, el equipo dirigido por Amancio aplastaba a los belgas en un partido que encumbró a Butragueño (tres goles), para un 6-1 que liberó el camino hacia la conquista de la primera UEFA.
En la segunda, la temporada siguiente, el equipo madrileño, en pleno auge de la Quinta del Buitre, hubo de superar una situación aún más complicada. El 5-1 que le endosó el Borussia Mönchengladbach en Alemania parecía, esta vez sí, una losa demasiado pesada para los blancos. Pero, de nuevo, el Bernabéu estaba a reventar el día del partido (27 de noviembre de 1985), lleno de aficionados que empujaron al Madrid a una remontada absolutamente agónica, con gol decisivo de Santillana en el minuto 88. Fue el célebre partido en el que Juanito salió del césped en trance, escenificando una celebración que el paso de los años ha convertido en mítica.
Esas tres remontadas mágicas elevan hasta el 50% los éxitos del Madrid en situaciones similares a las de la actual eliminatoria ante el Arsenal. Se ganaron tres y se perdieron tres, la última, como queda dicho, ante el Dortmund. La primera vez que el Madrid se enfrentó a una situación similar fue en la 64-65, ante el poderosísimo Benfica de Eusebio, el equipo que tomó el relevo del primer Madrid imperial en la Copa de Europa. En un duelo de cuartos de final, los lusos se impusieron por 5-1 en el Estadio Nacional de Lisboa, dejando al Madrid con muy escaso margen para progresar a la siguiente ronda. Así fue. La victoria por 2-1 del Madrid en el Bernabéu fue insuficiente para un equipo que acabaría reconquistando el trofeo en la temporada siguiente.
La última no remontada del Madrid fue una de las grandes frustraciones del equipo de la Quinta en la Copa de Europa. Los éxitos en la UEFA no se trasladaron a la máxima competición continental, en la que a los blancos siempre les acabó faltando ese punto de suerte necesario para conquistar un título que sin duda merecieron. Uno de los equipos que lo impidieron fue, cómo no, el Bayern, tradicional bestia negra de aquellos años, que logró en el icónico Olímpico de Múnich un 4-1 plagado de desgracias para los blancos. Matthaus marcó dos goles de penalti para un Bayern que ganaba 3-0 a la media hora y provocó además la expulsión de Juanito tras el célebre pisotón que acabó con la carrera europea del malagueño como jugador del Madrid. Los blancos sufrieron además la expulsión de Mino en un 4-1 que, pese a todo, parecía en aquellos años, mitad de los 80, remontable. Chamartín fue una olla a presión en la vuelta, y un gol de Santillana en el minuto 28 dejaba la puerta abierta ante un rival que sufrió la expulsión de Aughentaler en el 30'. Sin embargo, los bávaros se recompusieron y aguantaron las acometidas blancas, que fueron perdiendo fuerza con el paso de los minutos.
En resumen, un tres de seis que alimenta la ilusión del madridismo. Esta misma plantilla ya ha protagonizado duelos memorables en la Champions, superando un sinfín de situaciones límite, pero la de este miércoles está en otro nivel de dificultad. Pese a ello, la historia obliga a intentarlo y mantiene viva la llama en la afición, que puede jugar un papel determinante este miércoles ante el Arsenal. Así ha sido siempre en las grandes remontadas europeas del Real Madrid.
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