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Un canterano es el que mantiene al Villarreal dependiendo de sí mismo para lograr plaza en la próxima Champions. El camerunés Etta Eyong entró en el 85' y, cuatro minutos más tarde, le daba los tres puntos a su equipo en Montilivi en un partido gris de los de Marcelino. Pero, a estas alturas, lo que cuenta es sumar, algo que no está haciendo habitualmente el Girona, que sigue viendo el precipicio muy de cerca.
Eyong, que lleva 17 goles en el filial después de llegar el pasado verano desde Cádiz, sólo sumaba dos minutos en Primera, los que le dio su técnico ante la Real Sociedad en la jornada 32. Marcelino volvió a tirar de él intentando buscar un triunfo que se le estaba escapando. Se atrevió a quitar a su hombre más determinante este año, Ayoze, para jugársela con el chaval de 21 años. Y la decisión no pudo ser más acertada, porque son tres puntos vitales en la lucha por la Champions que le vale para dar caza momentánea al Athletic (que tiene que jugar contra el Alavés) y distanciar a cuatro puntos al Betis (que recibirá a Osasuna).
Se le había atascado el partido al Villarreal, que dominó claramente en el inicio. Sin ser un asedio, los de Marcelino controlaron desde el medio campo para sumar llegadas. Mientras, el Girona no conseguía hilvanar jugadas que les permitieran llegar al área rival.
Se adelantó el conjunto 'groguet' en el ecuador de la primera mitad por medio de Ayoze, pero el tanto no subió al marcador por una clara zamorana del delantero amarillo, que se había encontrado hasta dos veces con un acertado Gazzaniga en la misma jugada. El meta del Girona se encontró el primer tiro a bocajarro del canario, pero en el segundo tiró de reflejos.
A través de Baena, que reclamó un penalti de Yangel Herrera poco antes del descanso, llegó esa acción y la mayoría de las que elaboró con peligro el Villarreal.
Mejoría gironí
No fue suficiente para Marcelino, que inició la segunda parte con Parejo en el campo para tratar de dar algo más de fluidez al juego del 'submarino'. Y lo que se encontró fue a un Girona mandón, que adelantó líneas y que empezó a rondar el área.
Pese a todo, la primera clara del segundo acto fue a través de las botas de Baena, con un tiro seco que desbarató Gazzaniga. Fue, prácticamente, la única ocasión clara antes del gol porque no pasó mucho más. El Villarreal no era capaz de trenzar jugadas y el Girona se fue diluyendo.
Cambios decisivos
Ambos entrenadores buscaron desatascar el encuentro con los cambios y, ahí, le salió mejor a Marcelino. Eyong cabeceó picado, marcando perfectamente los tiempos. Remate de delantero puro. No hay que dejar de mencionar la asistencia de Pedraza, otro de los que entró desde el banquillo. Un centro medido desde la izquierda que fue medio gol.
Pese a todo, el Girona estuvo a punto de firmar las tablas en la última ocasión del partido. Yangel Herrera tuvo en su cabeza el empate a la salida de un córner, pero se le marchó el remate rozando el palo. Cogió aire el Villarreal, justo lo que se le empieza a faltar al equipo de Míchel.
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