El CD Galapagar despide esta temporada a uno de sus grandes emblemas:Marcos Gil Fernández, quien cuelga las botas tras diez años de entrega, compromiso y amor por este escudo en la Tercera Madrileña. Este domingo disputó su último partido con el equipo arlequinado en el playoff de ascenso a Segunda RFEF frente al Rayo Vallecano, encuentro que se saldó con la victoria del club franjirrojo.
Nacido en Madrid en 1990, Marcos pasó parte de su infancia en Venezuela, donde dio sus primeros pasos como futbolista en el Colegio Cristo Rey de Caracas. Allí ya comenzó a despuntar, ganando su primera liga escolar. Su formación continuó en el Dramático de Cascais (Portugal) y, de regreso a España, en clubes como el Rayo Majadahonda y Las Rozas. En 2010 fichó por el Atlético Malagueño, con el respaldo de Antonio Fernández, exdirector deportivo del Sevilla FC e integrante del cuerpo técnico de la selección española campeona del mundo en Sudáfrica.
A lo largo de su carrera, Marcos ha sabido compaginar el deporte con su formación profesional, alcanzando el título de ingeniero industrial. Una combinación poco habitual en el fútbol que da muestra de su capacidad de esfuerzo, disciplina y responsabilidad.
En 2015 inició su etapa en el CD Galapagar, convirtiéndose en una referencia tanto dentro como fuera del campo. Diez temporadas después, con 111 goles a sus espaldas y habiendo sido pieza clave en la reciente clasificación para el playoff de ascenso a Segunda RFEF, llega el momento de cerrar una etapa inolvidable.
Toca decir adiós...
Muy querido por la afición y reconocido por sus compañeros, Marcos recibió una emotiva despedida en El Chopo de Galapagar, en el último partido de liga, el campo donde escribió algunas de las páginas más brillantes de su carrera. Fue una despedida entrañable, rodeado por su familia, sus amigos y sus aficionados.
Marcos colgó las botas, pero nunca dejará el corazón de El Chopo. Su legado no solo se mide en cifras, sino también en valores: profesionalidad, sacrificio y una pasión por el fútbol vivida con responsabilidad. El fútbol le despide, Galapagar le abraza. Su marcha no es un adiós, es un hasta siempre, capitán.
Desde el CD Galapagar, y en nombre de su familia, amigos y seguidores, le han agradecido profundamente estos años de dedicación:
"Marcos Gil, gracias por hacerlo eterno. Se va un futbolista, se queda una leyenda. Marcos Gil, el orgullo de un pueblo sobre el césped. Gracias, Marcos. Esta siempre será tu casa."
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