
Robert Carmona (Montevideo, 1962) se considera un hombre feliz. Puede presumir de tener una familia a la que echar de menos en los muchos momentos que pasa fuera de su casa, y sobre todo, de llevar más tiempo aún haciendo lo que más le gusta: jugar al fútbol.
El uruguayo cumple toda una vida unido al balompié. Literalmente, su trayectoria profesional no se puede separar de la sensación de calzarse las botas, del olor del césped o del sonido del balón impactando contra las redes. Esto ha revestido su carrera de una condición especial: Carmona presume de ser el futbolista en activo más longevo del mundo, tal y como acredita la organización con mayor reconocimiento a la hora de certificar récords, Guinness, que le ha condecorado por tercer año consecutivo con este privilegio. Ahora va por el cuarto.
"Ser el más viejo en edad no significa absolutamente nada. Tengo la misma ilusión que al principio de mi carrera, o incluso más, si cabe. Voy a seguir jugando al fútbol hasta que el cuerpo aguante", dijo Carmona.
Ser el más viejo en edad no significa absolutamente nada. Tengo incluso más ilusión que al principio"
Y sus palabras no hacen más que ratificar los hechos, pues a sus 55 años, el jugador uruguayo acaba de fichar por el Inter Ibiza, de la Regional Preferente balear. "Soy un elegido. Estoy disfrutando de este regalo que me ha dado la vida. Quiero aprovechar la oportunidad de jugar en el fútbol español y ayudar al equipo a conseguir el ascenso a Tercera", dijo Carmona a MARCA en su llegada a su nuevo club.
Este trotamundos del fútbol afronta su enésimo reto futbolístico en este modesto club balear, pudiendo presumir de llegar con un equipaje cargado de las experiencias acumuladas tras haber pasado por más de 30 equipos de diferentes rincones del mundo. "En cada club en el que he estado he disfrutado mucho. Siempre he tenido el cariño de todos los compañeros y de la afición", afirma Carmona, que ha desarrollado gran parte de su carrera en Uruguay, aunque ha probado otras corrientes, como la estadounidense. "Cuando me fui a Estados Unidos, mi familia tuvo que vender incluso los muebles para que pudiera pagarme el billete. Llegué a Nueva York con un solo dólar en el bolsillo", relata.

Carmona comenzó su pasión con apenas 13 años, en el Pan de Azúcar [de Uruguay], en el año 1975. Durante su carrera vivió miles de anécdotas pero, tal vez, la que mejor resuma su experiencia, se dio en 2015, cuando decidió regresar a sus orígenes: volvió al Pan de Azúcar en 2015 y tuvo "la oportunidad de jugar con el nieto de un antiguo compañero de equipo con el que había compartido vestuario 40 años atrás", explica.
La fórmula de su juventud no tiene más secretos que una actitud positiva, mucha profesionalidad y un modo de vida saludable. "Soy una persona optimista y muy perseverante. Me cuido mucho y con los años me siento cada vez mejor. No fumo, no como frituras y me preocupo por cuidar mi alimentación. Soy constante y entreno todos los días", desvela el uruguayo.
El domingo a las 17.00 horas debutará en Can Cantó contra el CD Ibiza. La tinta de su bolígrafo es inagotable, y tiene recorrido para seguir rellenando capítulos de su inacabable historia. "Hay Carmona para rato", dice con una media sonrisa.
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