El fútbol le cobró una mala pasada al Levante de la manera más cruel que se puede vivir. Un penalti en el minuto 129 de la prórroga le ha costado el permanecer otro más en Segunda división. Tras el pitido final, la tristeza, el silencio y la desolación se apoderaron de todo el Ciutat de Valencia. Jugadores, directiva y afición cayeron en un mar de lágrimas imposible de reanimar. La rabia se apoderó de los jugadores y las miradas perdidas en un palco presidido por un Quico Catalán que seguía cuestionándose el terrible final.
El técnico madrileño Javi Calleja asumió el mal estado anímico en el que se encontraba: "No lo voy a esconder, estoy hecho polvo, había depositada mucha confianza en este ascenso y se nos ha ido de la manera más cruel y más dura, no cabe otra que intentar levantarse, pero estoy destrozado".
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Asimismo, quiso mandar un mensaje de cariño y iración a la plantilla, "Me siento orgulloso de cada uno de ellos, sé lo que han trabajado, las ganas que tenían, lo que han luchado por este ascenso, lo hemos dejado todo hasta el final. Siempre van a tenerme a su lado intentando levantarles, pero ahora tenemos que dejar pasar el duelo", aseguraba el entrenador.
Una apuesta del director deportivo que está siendo señalado por su falta de contundencia en el juego granota. Tras el partido se le preguntó por su futuro, pero quiso evitar la cuestión. "Siempre me levanto, pero no es el momento para hablar de eso".
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Por su parte, el capitán Vicente Iborra quiso mostrar su aliento a todo el levantinismo a través de sus redes sociales. "Levantarse ya por eso que tanto nos importa, que no vamos a abandonar nunca. Que nos duele y nos hace sufrir, pero que no podríamos vivir sin ello. Por algo único. Por los que no están y por los que vienen. Orgulloso de ser del Levante".
También el club ha querido mandar un mensaje de cariño a todos los aficionados a través de redes sociales. "El final más cruel para la temporada más larga. Sólo podemos daros las gracias por el apoyo en este curso y por todas las muestras de aprecio en el día de ayer. Nos levantaremos".
Un 'no acenso' de categoría que puede suponer al club un cambio drástico en el ámbito económico en el futuro más próximo. Con una deuda cercana a los 50 millones de euros, dos ejercicios con unas pérdidas de 22.5, los de Orriols deberán reconstruir un proyecto que se prevé lejano al de esta temporada.
Futuro incierto
Una situación que deja muy en duda la continuidad de todas sus figuras. Desde la cúpula, con Quico Catalán al frente y cuestionado en varias ocasiones durante la temporada, hasta el director deportivo y el propio entrenador. Así como ocho jugadores de la plantilla que a partir del próximo 30 de junio podrán dejar de formar parte del equipo.
