La imagen de Álex Suárez arrebatándole el balón a Gallagher, con la cara prácticamente en el suelo, ya es icónica. El capitán de la UD Las Palmas recurrió a un último esfuerzo heroico para evitar el gol, sin importar el riesgo físico. La jugada, que ha dado la vuelta al mundo, resume el espíritu de un equipo que no se rinde. Diego Martínez, técnico amarillo, no dudó en señalarla como el reflejo de su plantilla: “La acción de Álex metiendo la cabeza y jugándose el tipo ante un jugador del Atlético de Madrid es este equipo. Siempre ha sido así, y ese es el camino para lograr nuestros objetivos”.
La jugada, catalogada como 'gris' por su ambigüedad, pudo haber sido sancionada como falta a favor del Atlético. Según el reglamento, Suárez asumió un riesgo que comprometía su integridad física. Sin embargo, más allá de las normas, el canterano demostró una vez más su compromiso inquebrantable con la camiseta. En sus palabras, la salvación pasa por darlo todo: “Como dijo el presidente, nos vienen a matar y nosotros defendemos lo nuestro. En casa, tenemos que ser un fortín”, afirmó a los medios oficiales tras el partido.
“¿Uruguayo? Yo soy de Tamaraceite”
Álex lleva el brazalete grabado en el alma. Durante el encuentro, se fajó con delanteros de talla mundial como Sørloth, Julián Álvarez y Giménez. En un duelo de centrales, el uruguayo Giménez intentó intimidarlo: “Yo soy uruguayo”. Sin inmutarse, Suárez respondió con orgullo: “Y yo soy de Tamaraceite”. Una réplica que define a un chico de barrio, sin complejos, que no se achica ante nadie.
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