Así han sido las dos semanas del juicio a Luis Rubiales

Visto para sentencia. Tras dos semanas de declaraciones, pruebas, conclusiones e intervenciones llamativas del juez, Luis Rubiales y los otros tres acusados sabrán en diez días cuál es el veredicto del juez de la Audiencia Nacional Fernández-Prieto. El caso que se abrió el 20 de agosto de 2023, con España recién proclamada campeona del mundo y que tuvo como triste colofón un beso del que era presidente de la Federación a Jenni Hermoso. Seis segundos que están dando para mucho.

La parte que preocupa a los acusados es saber el veredicto del juez, ese que se conocerá antes de que termine el mes de febrero. Tras dos de juicio la Fiscalía mantiene su petición de dos años y medio de prisión por un delito de agresión sexual, 50.000 euros de multa y petición de alejamiento y de no poder ponerse en o con Jenni Hermoso. También se mantiene la petición a Jorge Vilda, Albert Luque y Rubén Rivera de un año y medio de prisión, es decir, nada ha cambiado. La defensa, como es lógico, la absolución de todos ellos.

Las sesiones han dado para mucho, pero si hay alguien que ha destacado por encima de todos es el José Manuel Clemente Fernández-Prieto. Es titular del Juzgado Central de lo Penal Único de la Audiencia Nacional desde 2019 y se encuentra en la última etapa de su extensa carrera judicial. Tiene 70 años, ejercerá hasta los 72, y uno de sus casos más llamativos fue el de Luis Roldán.

"El juicio lo dirijo yo, no usted"

"El juicio lo dirijo yo, no usted", así a manera de presentación. Y para terminar. "Me tienen agotado, vamos a dar por finalizado el día de hoy". Para rematar en la jornada del viernes: "El juicio dura quince días, por favor, terminemos. Aunque parezca mentira, hemos acabado, visto para sentencia", afirmó a las 11:58 del viernes 14 de febrero para poner fin a un juicio que se le ha hecho bola, tanto a él, como a la propia prensa. De los doscientos periodistas que rodeaban la Audiencia Nacional los primeros días, se ha terminado con veinte en la jornada que ha cerrado las dos largas semanas de preguntas repetitivas al máximo. Jenni Hermoso y su declaración fue la que se llevó todos los focos.

El rosario de frases del juez, dejan bien a las claras lo que ha sido el juicio. “Mi paciencia está llegando a un límite. Viene aquí a declarar, basta ya de esas contestaciones. Quiero saber las cosas con claridad, no con chulería", reprendió el juez a Pablo García Cuervo.

Tuvo para todos: "Señora fiscal, queréllese contra el testigo, pero continuemos el juicio”. También para De la Fuente: "Usted viene a hablar de lo que se le pregunte. Conteste a lo que se le pregunta, no lo que haya leído en otras declaraciones", a manera de recordatorio de que no estaba en una sala de prensa. Para rematar con: "“Esto es un interrogatorio de locos".

Otra joya fue la respuesta a uno de los abogados de la defensa: “Que un seleccionador nacional de fútbol vaya a la Federación a hablar de fútbol, pues es lo lógico.” Insistió con el abogado de la defensa: "Nos hemos empeñado en decir que es un mentiroso, que no digo que no lo sea, no lo sé”.

"Yo era el Fernando Galindo..."

No fue el único con frases que han pasado a la historia de la Audiencia Nacional. Empezamos con la de Rubén Rivera, el que era director de marketing de la Federación . En su alegato dijo: "Yo era el Fernando Galindo en Atraco a las tres. Era irador, amigo, esclavo, siervo... ¿Qué querían bikinis? Bikinis. ¿Qué querían más ostras en la cena? Más ostras en la cena". Al juez no le hizo mucha gracia y contestó: "No se traiga un rollo preparado"· Dicen los que saben de juicios, que la frase escuchada que hizo crujir a la Audiencia fue la de García Cuervo a la abogada de la AFE: "Hay que venir con el caso estudiado". Reprimenda del juez.

Del primer día en el que la Audiencia Nacional de San Fernando de Henares fue sitiada por la prensa, al último en el que la cifra de prensa se redujo a la mínima expresión, el ritual se ha repetido. Cerco de las cámaras a la salida de los acusados y repetición a la salida. Rubiales no ha dicho nada,ni al bajarse ni al subir al taxi. Impertérrito en todo momento, salvo cuando le golpearon con una cámara. Ni buenos días. Bueno, a la policía nacional sí que la saludaba.

Luque y Vilda venían en sus coches y aprovechaban el parking de un Mercadona para dejar el coche y venir andando. Todos los días repetían la escena, denotando tranquilidad, aunque la cara, especialmente del que fuera director deportivo, reflejaba lo mal que se debe pasar en una situación así. Nueve sesiones, muchas preguntas y más respuestas, algunas fuera de lugar como bien se encargó de recordar el juez, estrella del juicio. Veremos cuando dicte sentencia.