El pitido final en el RCDE Stadium empañó el título liguero del Barcelona. Y es que si durante los 90 minutos de juego pasó de todo, la celebración posterior no sería diferente... aunque todo empezaría antes, con un rifirrafe entre Gavi y Pere Milla cuando en el marcador ya campeaba un 2-0. Ambos tuvieron que ser separados por varios compañeros, pero ya era demasiado tarde. La mecha ya estaba prendida y poco más se podía hacer para controlar a dos equipos cuya rivalidad explotó por los aires al final del partido.
Un pitido final que volvería a completamente locas a las cámaras de televisión, que tuvieron casi más trabajo que durante el partido. Lamine Yamal fue el primero en marcharse a los vestuarios, la cosa no iba con él y casi ni celebró el título, y Hansi Flick, de forma beligerante, pidió a sus futbolistas que abandonaran el terreno de juego antes de que todo se fuera de desmadre.
Un empujón que lo encendió todo
A ese momento se llegó con el empujón de Balde a Pere Milla, que cayó al suelo entre una marabunta de futbolistas. Mientras los jugadores del Barcelona celebraban el título en el césped, el futbolista del Espanyol chocó con ellos y el lateral se lo quitó de encima con un empujón. Acto seguido, se prendieron los aspersores en el césped del RCDE Stadium... una escena que recuerda mucho a la vivida por el Inter de Milán de José Mourinho en el Camp Nou tras la eliminación en las semifinales de Champions.
Y lo que pretendía acabar con la fiesta culé sobre el césped... se acabó convirtiendo en su mayor diversión. Como si fuesen pilotos de Fórmula 1 con las botellas de champán, los jugadores del Barcelona se pusieron a bailar bajo la lluvia artificial para desatar la locura en un vestuario que acababa de levantar otra Liga más.
Sin embargo, lo nota negativa ocurrió antes de todo esto. Un grito al cielo por parte de Fermín que no sentará nada bien al aficionado perico: "A chuparla, a chuparla", repitió en varias ocasiones tras la victoria culé. Y la mejor, la lección tremenda de Hansi Flick sobre el césped del campo. El entrenador alemán se llevó a gritos y empujones a sus jugadores para no celebrar la Liga en medio de la trifulca. "Sé lo que ocurrió hace dos años y queríamos dejar el campo para celebrar en nuestro vestuario", explicó ante los medios de comunicación tras la finalización del partido.
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