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Más allá de Lino, en los despachos del Metropolitano también manejan otros dos nombres relevantes en la operación salida: Correa y Riquelme. Aunque con situaciones bien distintas, lo cierto es que ambos suponen dos movimientos estratégicos dentro de las intenciones del Atlético de hacer caja al tiempo que se lanza a por los fichajes que figuran en su hoja de ruta.
Con contrato hasta 2026, Correa entraría en verano en dos únicos escenarios: venta o renovación. Sin embargo, tras diez temporadas en el club, todas las partes entienden que su ciclo ya está cumplido, de ahí que en ningún momento se haya planteado la opción de extender su contrato. Menos aún después de que en los últimos mercados se llegara a intentar un adiós que, por unas causas u otras, nunca fructificó. Por eso ahora la venta pasa a ser una necesidad.
Cabe recordar que en el verano de 2019 el Milan pujó fuerte por los servicios del argentino, que ya por entonces se cuestionaba su eterna etiqueta de revulsivo y la cuota de minutos de la que gozaba en el Atlético. Sin embargo la exigencia de 50 millones por parte del club rojiblanco frustró la operación (los italianos se quedaron en 38 kilos), del mismo modo que la llegada como recambio del valencianista Rodrigo pese a viajar a Madrid para pasar el reconocimiento médico.
No obstante, sería en el mercado invernal del año pasado cuando Correa, cada vez más dubitativo, abrió más decididamente la puerta a su salida. Ayudaban también los 15 kilos por temporada que le ponía sobre la mesa Al Ittihad, pero los 10 millones que el club árabe ofrecía al Atlético resultaban insuficientes. En el Metropolitano entendían que todo un campeón del mundo estaba valorado en mucho más (al menos el doble), de ahí que no permitiera su adiós. Sin embargo ahora, después de todos los servicios prestados, la intención pasa por llegar a un acuerdo de una vez que beneficie a todas las partes.
Un adiós ‘obligado’
Pese a que se trata de uno de los futbolistas más valorados en el club, la falta de minutos también empuja a buscar una solución con Riquelme, que inevitablemente también pasa por un adiós. Sin embargo, después de que el pasado enero el Atlético se negara en redondo a la cesión que solicitaba el Villarreal y desestimara también el interés del Aston Villa por hacerse con sus servicios, el club se plantea ahora aprovechar su buen cartel en varios clubes de España y Europa para incluirlo como moneda de cambio en alguna de sus operaciones. En este sentido, con la cúpula rojiblanca tratando de rebajar el precio de Cuti Romero y Baena, el canterano se antoja como una gran arma de seducción en las negociaciones.
Galán, en el aire
Galán, como sucede con Correa, también afronta la temporada que viene su último año de contrato, con lo que su continuidad está en seria duda. De hecho, la idea del Atlético también pasa por situarle en el mercado, si bien se entiende que la cantidad que puede dejar en las arcas (costó alrededor de cinco más la cesión de Manu Sánchez al Celta) poco tiene que ver con la que podrían dejar el argentino y Riquelme.
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