Simeone rebobinó cien años para hablar del partido de Copa del Rey entre Real Madrid y Celta. Hace un siglo, con el fútbol todavía en la cuna, se abría paso un deporte de masas en el que ya se vivían episodios polémicos. El repaso a cómo era el fútbol en 1925 deja muchas anécdotas.
No existía la Liga, pero sí se jugó Copa
La Liga no existía en España en 1925. Se disputaba la Copa, que en ese año acogió a once equipos: Barcelona, Valencia, Stadium de Zaragoza, Athletic Club de Madrid (actual Atlético), Sevilla, Arenas de Guecho, Real Sociedad, Racing, Celta, Ovetense y Español. A la competición se llegaba según lo hecho en torneos regionales, barrera que no superó el Real Madrid Foot-Ball Club.
La final de Copa se disputó en el estadio Reina Victoria de Sevilla ante 6.000 aficionados que vieron cómo el Barcelona, con estrellas de la época como el meta Platko, Alcántara y Pepe Samitier, goleador junto a Sancho, derrotaba por 2-0 al Arenas de Guecho. Platko en 1928 fue el destinatario de la 'Oda a Platko' de Rafael Alberti.
Era un triunfo lógico para el equipo azulgrana, dirigido por el inglés Ralph Kirby, una potencia para esos tiempos en los que Samitier era más que un futbolista. El Barça disputaba sus partidos en el estadio de Les Corts, inaugurado en 1922, hogar que luego se le quedaría pequeño a Kubala.
Samitier compartía junto con el portero Ricardo Zamora la condición de gran referente del fútbol español. El meta en 1925 defendía de nuevo la portería del Español, club que había abandonado para jugar tres años en el Barcelona. Con él, España ganó la plata en los Juegos de Amberes de 1920.
El primer Metropolitano
En el Atlético (Athletic Club) todavía no imperaba el partido a partido, pero sí jugaba en el Metropolitano, en el genuino ubicado en Cuatro Caminos, un estadio inaugurado en 1923. El entrenador de la entidad rojiblanca era en el 25 un personaje histórico, el inglés Fred Pentland, que más tarde haría historia en Bilbao. De él se cuenta que ayudaba hasta a atarse las botas a los futbolistas.
A falta de un torneo liguero como los actuales, el Atlético había obtenido el título regional de la zona Centro. En el partido del Metropolitano, que terminó con 1-1, el gol madridista fue de un tal Santiago Bernabéu. El Real Madrid era lo que ahora se llamaría un equipo modesto, entrenado por Juanito Cárcer. Su estadio era Chamartín, su denominación popular aunque oficialmente fuera Campo del Real Madrid Club de fútbol.
Un Huddersfield campeón
No parecía existir todavía mucha fogata en los alrededores de los palcos. El presidente del futuro Atlético era Juan Estefanía Mendicute. En el rival madridista el máximo dirigente era Pedro Parages mientras que el que más ha perdurado en el tiempo era el dirigente azulgrana, Joan Gamper, que da nombre al trofeo veraniego anual del club y cuyo final en el cargo sería tortuoso.
En Inglaterra, la fábrica original del fútbol, los reyes de la competición no tienen nada que ver con los actuales. El campeón de Liga en 1925 fue el Huddersfield Town, actualmente en la League One, la tercera categoría del país. La legendaria FA Cup, el torneo más antiguo del fútbol, fue para el Sheffield United, que derrotó al Cardiff City por 1-0 en un partido disputado en Wembley ante 91.673 espectadores.
En Alemania, antes de la llamada Bundesliga nacida en 1963, ya existía la Liga, que en 1925 se la apuntó el Nuremberg. Mientras, en Italia, el título nacional iba a parar a las vitrinas del Bolonia.
¿La mejor selección?
Sin Eurocopa ni Mundial, los Juegos Olímpicos eran la única competición que podía servir de medidor global de las selecciones. La edición olímpica de 1924 se celebró en París, sede que confirmó que Uruguay era el patrón del fútbol. Los uruguayos se llevaron el oro al vencer en la final a Suiza por 3-0 con Scarone como gran estrella. Los charrúas habían completado una gira por España con nueve partidos y nueve victorias.
El Campeonato Sudamericano de selecciones, predecesor de la Copa América, se disputó en 1925 en Argentina. Sin Uruguay, que no acudió por problemas políticos, los participantes se quedaron en los locales acompañados de Brasil y Paraguay. Cada selección disputaría dos partidos contra cada rival.
Argentina derrotó por 4-1 a Brasil en el primero de sus dos partidos. En el último encuentro, disputado en el estadio Boca Juniors ante 20.000 espectadores, los argentinos se hicieron con el punto que necesitaban. Brasil se adelantó 0-2, pero los locales igualaron. El partido fue de barrio bajo y quedó interrumpido varios minutos por las peleas entre los contendientes. El mejor jugador y máximo goleador de la competición fue el argentino Manuel Seoane, atacante de Independiente.
Era un fútbol en el que las camisetas de los jugadores, salvo en ocasiones de prueba, no estaban numeradas. En esa temporada de 1925 se estableció el fuera de juego de una forma muy similar a la actual, en la que la infracción se señalaba a partir de la situación del último hombre.
El Balón de Oro sería para...
Existía Football, pero no las distinciones individuales que han invadido el día a día del fútbol. Los especialistas en 1925 señalaban como grandes estrellas mundiales a Samitier, al uruguayo Scarone (Nacional) -que pasó unos meses en el Barcelona- y al escocés Gallacher, del Airdrieonians.
La gran polémica en el fútbol nacional llegó en Barcelona. En un partido en Les Corts entre el Barça y el Júpiter la afición silbó el himno español y aplaudió al inglés. La dictadura de Primo de Rivera se ensañó tras el incidente: impuso seis meses de suspensión al Barcelona, clausuró el estadio y sancionó a perpetuidad y destierro a Joan Gamper.
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