Adelboden, Marco Odermatt y el Gigante. Una fórmula que en las últimas tres temporadas había acabado con el que es mejor esquiador del mundo como ganador. Desde que en 1967 ganara Jean Claude-Killy el primer Gigante en la Chuenisbärgli, solo Ingemar Stenmark (de 1979 a 1982) ganó cuatro veces seguidas. A ese desafío se enfrentaba Odermatt, que partía en la clasificación con un punto sólo de ventaja sobre Kristoffersen en el Gigante y 56 en la General respecto al noruego. Un mano a mano en toda regla en una mañana en la que el suizo disparó su dominio al ganar, igualando las cuatro seguidas de Stenmark. En el podio, con Marco, otro suizo, Meillard, y el italiano Luca de Aliprandini, espectacular dominador de la segunda manga.
Con el calendario alterado, al celebrarse el sábado el eslalon, nieve, nueve bajo cero, cielo claro y pista dura, la prueba arrancó con fuerza. De manera consecutiva, del 1 al 4, bajaron Meillard, McGrath, Kristoffersen y Odermatt. Toda la carne en el asador desde el principio en el quinto de los nueve Gigantes fijados para esta temporada.
De esa primera batalla entre candidatos a la victoria, quien tomó la primera ventaja fue Meillard (1:15.15), pero las distancias entre ellos fueron mínimas y dibujaban una segunda manda trepidante. Kristoffersen detuvo el crono a 0.27 del suizo, 0.34 lo hizo Odermatt y a 0.35 McGrath. A partir de ahí, las distancias se abrieron al borde del segundo (0.98 Zubcic) o más allá, hasta que el suizo Thomas Tumler se pudo acercar algo más (0.68). Después, el andorrano Joan Verdú se colocó entre los seis mejores al fijar su tiempo a 0.93 de Meillard.
Con los cuatro magníficos lejos de todos, el interrogante se centraba en qué podía hacer Pinheiro Braathen. El brasileño, segundo en el eslalon de ayer y en el gigante de Beaver Creek, venía de dos bajadas en la especialidad alejado de los mejores: DNF en Val d'Isère y noveno en Alta Badia. Y lo que repitió en Adelbonden fue quedarse fuera en la primera manga. Un error a mitad de bajada lo sacó de la carrera al perder la línera y el control.
En un puño
Sin españoles en la segunda manga, porque Albert Ortega no pudo llegar a meta en la primera, el corte de los 30 mejores lo marcó el austriaco de las mil consonantes: Noel Zwischenbrugger. Lejísimos de su zona normal, Manuel Feller marcó el tiempo que durante un largo rato fue referencia, hasta que se lo arrebató el estadounidense Radamus. Nombres ilustres que abrían camino hasta el corte de los diez mejores que marcaba el noruego Timon Haugan.
Cuando el de Storen miró hacia abajo en busca de la meta, el tiempo a batir estaba en poder del italiano Luca de Aliprandini, que había devorado el crono para rebajar en 1.17 al suizo Aerni. La bajada del trentino había sido una locura. Bajaron Haugan, Zubcic, Steen Olsen, Kranjec, Verdu, Tumler o Kristoffersen. Y sólo le mejoraron los dos suizos. Ganó Odermatt, que fue 20 centésimas mejor que Meillard. La cuarta seguida en Adelboden. La fiesta suiza en casa era total.
Con esta victoria, Odermatt amplía la ventaja en su liderato. En el Gigante, con 200 puntos, aventaja en 101 a Kristoffersen y en 111 a Steen Olsen. En la General se dispara: 730 puntos, 156 por encima de Kristoffersen y 256 sobre Meillard.
Comentarios