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No cabe duda de que Renault ha dado con una tecla de las que son clave para popularizar el coche eléctrico (algo convertido en necesidad por obra y gracia de los políticos europeos). Con el Renault 5 (y, en el segundo asalto con el próximo Renault 4) ha apelado a la emotividad... y -al menos en nuestra opinión- ha conseguido crear un eléctrico que apetece conducir y tener.
La reedición de un modelo mítico, que encandiló desde a los nacidos en los 60 (para los que fue su primer coche) hasta los 'setenteros', para los que fue uno de los iconos de la infancia, hace que ahora tenga ganados a esos clientes más reticentes a la electrificación pero que, a la vez, son los que menos problemas pueden tener con el precio.
La clave de su éxito será si, además, puede conquistar a los jóvenes, quizá los más proclives a -como dirían ellos- el 'rollo' eléctrico pero los más sensibles al bolsillo. El Renault 5 E-Tech no es un coche eléctrico de los más caros, pero tampoco de los más baratos...si exceptuamos la versión de a la gama, con 95 CV y una etiqueta de 25.000 euros.
Porque, pese a todo su encanto, el R5 no deja de ser un segundo coche de uso muy limitado a la ciudad, inclusuo en las versiones de Autonomía Confort (las de mayor rango de acción) como la que hemos podido probar estos días.
De un lápiz español
No hace falta que incidamos mucho en su diseño (responsabilidad, por cierto, de la española Paula Fabregat), porque su parentesco con el Renault 5 original está claramente ahí y ya nos va a enganchar. Pero nos parece más destacable apuntar que -al menos en esta versión Iconic Cinq con la que nos 'bautizamos' en este modelo- cuando te subes no te da la sensación de estar en un coche eléctrico.
Lo decimos porque es muy habitual que tengamos una impresión de cierta pobreza cuando vemos más plásticos duros de los debidos o detalles que denotan el ahorro de costes de fabricación. Dentro del Renault 5 esa sensación no existe, independientemente de que detectemos los guiños al pasado (como el diseño de la zona frente al pasajero que imita la del coche clásico) o los toques futuristas, como el logo de Renault 5 iluminado justo encima de esta zona.
Las dos enormes pantallas (cuadro de instrumentos y monitor principal, que de serie son de 7" y 10", aunque la primera puede pedirse también de 10") también ayudan, aunque más que por su tamaño, por la presentación moderna de la información -algo que tampoco todos consiguen-. Renault, con buen criterio, ha dotado a su pequeñín de los servicios conectados de Google, con lo que, por ejemplo, navegaremos siempre con los mapas que todos utilizamos y con la información en tiempo real. La integración del móvil es total, como lo demuestra que cuando metemos la ruta de navegación en el smartphone también tenemos la representación en el cuadro de relojes, y no sólo en la pantalla principal como ocurre en la mayoría de los casos.
El toque retro del diseño de los asientos mezclados con el colorido del tapizado completa un ambiente en el que te sientes a gusto. Además, Renault se ha trabajdo la personalización permitiéndonos poder darle pequeños 'toques' a nuestro gusto con rios como la pieza final de la caña que maneja el cambio (que, por ejemplo, puede pedirse con los colores de la bandera de Francia), la alfombrilla de goma de la zona del túnel central, que lleva diferentes diseños en su relieve o incluso podemos pedir rios adicionales como una original cestita para una baguette de pan que se coloca junto a las piernas del pasajero y que nos retrotrae a la época y el lugar de nacimiento del coche original. Incluso podemos elegir entre dos sonidos externos para peatones: uno convencional y otro creado, nada menos, que por el genio francés de la música electrónica Jean Michel Jarre.
El Renault 5 E-Tech, a prueba
Pero vayamos a lo que ofrece el Renault 5 más allá de su caparazón -que, en este caso, es un argumento clave para su futuro éxito-. Aquí es donde volvemos a la realidad y nos encontramos con las limitaciones propias de un coche eléctrico... y más en uno que todavía intenta apostar por un precio contenido -aunque esto sólo es real en la versión básica-.
Nuestro Renault 5 de pruebas es el más completo de la oferta actual, con el motor de 150 caballos (hay otro de 120) y la batería de Autonomía Confort (hay otra de Autonomía Urbana con 40 kWh de capacidad en lugar de los 52 de la 'grande'). La potencia es más que suficiente, sobre todo porque Renault ha limitado bastante el peso hasta dejarlo entorno a los 1.500 kilos.
Además, es un coche divertido de conducir. Quizá no llegue a la excelencia de un Mini (aunque esperamos que la versión Alpine -el A290- se encargue de eso), pero la buena respuesta de la dirección y la puesta a punto del chasis te quitan la idea de que pueda ser un eléctrico de los torpes. Un detalle que nos ha gustado mucho es el tacto del freno, bastante más natural de lo que es habitual en los eléctricos.
Es importante saber, si hablamos de potencia de carga, que todos los Renault 5 vienen de serie con un cargador de a bordo de 11 kW, que será el que más usemos (en carga doméstica). A partir de ahí, si necesitamos hacer una recarga rápida, las versiones con batería pequeña podrán hacerlo a un tope de 80 kW mientras que nuestra unidad asumía hasta 100 kW cada hora. ¿Y la versión de ? Ay amigo... esa sacrifica la opción de carga en corriente contínua para conseguir ese precio por debajo de 25.000 euros.
También tiene puntos flacos
Es cierto que el Renault 5 en su nueva etapa con el apellido E-Tech tiene muchos puntos a favor que le dan algo de ventaja sobre otros eléctricos. Pero... también tiene otros que no son tan buenos.
No descubrimos nada si decimos que uno de ellos es el precio... al menos en esta primera fase en la que son las versiones más caras las que están llegando a los concesionarios españoles. El Renault 5 Iconic de 150 caballos con 'Autonomía Confort' cuesta 33.504 euros, sin duda mucho para un coche de 'capricho'.
El equipamiento incluye elementos como los asientos y el volante calefactables, aparcamiento manos libres, el cuadro de relojes digital grande (de 10"), asistente digital Reno (un rombo animado que responde a órdenes y preguntas de voz), llantas de 18" y los espejos calefactables, eléctricos y abatibles (además de toda la batería de asistentes que son obligatorios por la legislación europea).
Antes ya hemos hablado también de que la autonomía (de 409 kilómetros, teóricamente) no alcanza a tanto cuando salimos de la ciudad (tenemos que calcular que esos 409 se quedarán, realmente, en 300 en cuanto nuestros recorridos cambien de puramente urbanos a interurbanos, (ni siquiera hablamos de un viaje puro por autovía).
En buena parte se debe a que el cosnumo es alto (18 kWh de promedio en nuestra prueba, siendo muy cuidadosos, en modo Eco con el cambio en B y en recorridos neutros -ni favorables ni desfavorables-). Y, hablando de limitaciones... la velocidad punta acaba en los 150 km/h, aunque dependiendo del programa de conducción que elijamos (Eco, Confort y Sport, además del que permite personalizar uno a nuestro gusto mezclando cualidades de los otros tres) incluso puede ser menor, para salvaguardar la autonomía. Tenemos, eso sí, un modo B en el cambio para aumentar la retención y regenerar más en deceleraciones.
Otra limitación importante es la del espacio. Pero esa la podríamos deducir teniendo en cuenta que el Renault 5 mide 3,92 metros... aunque en vivo nos puede engañar porque es un coche bastante voluminoso, sobre todo por altura. Sin embargo, las plazas traseras son justitas y el maletero, de 277 litros, no da para demasiado.
Aunque si no perdemos la perspectiva de lo que es, un coche para ciudad, importará menos. Y menos aún si volvemos al principio y convenimos que es un coche que te toca el corazón. Y eso siempre es una garantía de acertar.