- Motor. De costa a costa por la Lincoln Highway: el sueño americano sobre ruedas
- Motor. Transfagasarán: es la carretera 'más divertida del mundo' y pasa por el castillo de 'Drácula'
Con la enorme fama mundial conseguida a lo largo de casi tres décadas de éxitos musicales entre los años 50 y 70, el autor de canciones eternas como Blue Suede Shoes, Jailhouse Rock o Love me tender tenía una amplia cuenta bancaria que le permitió alimentar su pasión por los coches. Sobre todo porque, según explicaba su madre, dicha pasión empezó a hacerse evidente cuando el pequeño Elvis tenía 10 años y ya hacía de todo para poder conducir algunos de los coches de casa.
Poco después de su primer éxito musical, en 1954, Presley compró su primer Cadillac, iniciando su clara preferencia por coches americanos, como se puede comprobar al irar parte de su colección (compuesta por poco más de una veintena de vehículos) impecablemente expuesta en el espacio de su Museo del automóvil (inaugurado hace 35 años) en su finca Graceland, al sur de Memphis, en el estado estadounidense de Tennessee.
Conocido por la extravagancia de su guardarropa, no fue una sorpresa que ese coche fuera un Cadillac Fleetwood Serie 60 rosa, usado entonces para transportar a la banda de Elvis, los Blue Moon Boys, en sus giras por el sur de Estados Unidos. El coche sería consumido por llamas en un incendio que se desató en los frenos al cabo de unos meses, por lo que el rey del rock decidió comprar un segundo Cadillac Fleetwood 60, en 1955 (por 4.728 dólares). Es cierto que su color original era azul, pero fue cuestión de pedirle a un vecino que la pintara de su tono favorito, el rosa claro, que sigue siendo así hasta el día de hoy (la capota blanca se pintó un poco más tarde, en 1956) y habiendo sido uno de los pocos coches que le acompañaron durante toda su vida, incluso porque se lo regaló a su madre (que nunca tuvo carnet de conducir...), llamándolo cariñosamente "el coche de Gladys". Este Cadillac Fleetwood 60 de 1955 tenía un motor V8 de 331 cv, con transmisión automática Hydra-Matic de 4 velocidades. Este coche se aparcó justo delante de la entrada de Graceland para posar al lado de los presidentes estadounidense George W Bush y japonés Junichiro Koizumi para la foto de ceremonia cuando la primera figura estatal del país asiático visitó la finca Presley.
Ese mismo año, Elvis también decidió adquirir el tope de gama de Ford, el Mark II vendido bajo la división Continental, que sólo se fabricó entre 1956 y 1957 (al ser hecho casi íntegramente a mano, acabó provocando muchas pérdidas a su fabricante), pero fue un coche que condujo durante varios años. Por supuesto, estaba propulsado por un motor V8 acoplado a una transmisión automática de tres velocidades.
Otro de los modelos con presencia asegurada en el catálogo "Best of" de los coches de Elvis Presley -especialmente de los años 50 y 60- es el Cadillac Eldorado de 325 cv (que también adquirió en 1956), uno de los coches más grandes jamás fabricados y que fue objeto de una laboriosa personalización según las peculiares preferencias de su excéntrico propietario, empezando por el color de la carrocería, que pasó a ser morado. Tras comprarlo en Texas, Presley se lo llevó a Memphis donde poco después mandó aplicar este tono que lo haría legendario.
El morado es, de hecho, un color que también figura entre los favoritos de Presley, quien también lo utilizó para personalizar (casi 20 años después) otro ícono de la industria automóvil estadounidense: el cupé Lincoln Mark IV, de 1975. Era una especie de versión lujosa del Ford Thunderbird (ambos coches nacían en la misma línea de montaje en Michigan), con un motor V8 de la serie 385, que podía llevar al coche de dos puertas a velocidades de hasta 200 km/h a pesar de su transmisión automática de solo tres marchas.
Pero no fueron sólo los modelos americanos los que alimentaron la pasión de Elvis por los coches. Su imagen no sería la misma sin su colección de Rolls-Royce, que adquirió a lo largo de su carrera, casi todos ellos en el concesionario de Wilshire Boulevard, en Beverly Hills, Los Ángeles.
Dos de los que más destacaron fueron el Silver Cloud negro de 1960 y el Silver Cloud blanco (con tapizado de cuero azul) que se incorporó a la flota de Graceland en 1966. Este último ejemplo del epítome del coche de lujo británico pasó más tarde a manos del actor estadounidense Michael Landon (figura constante en la televisión en casi todo el mundo durante tres décadas en series como Bonanza (años 60), La casa en la pradera (años 70) y Autopista hacia el cielo (años 80) y, más tarde, a la colección automóvil de la leyenda de música country Charlie Rich.
En este museo y en las preferencias mecánicas de Elvis Presley, Mercedes-Benz no podía quedar fuera y con la atención que se merece. A lo largo de dos décadas, su colección incluyó varias berlinas, cupés y descapotables de lujo de la marca de la estrella que le gustaban especialmente, como quedó patente en una de sus frases sobre coches que le gustaba repetir y que bien podría haber sido inventada por el departamento de marketing de Mercedes: "Nadie es perfecto, pero si conduces un Mercedes-Benz, estás más cerca de serlo". El cantante siempre fue muy expresivo en sus opiniones y en las paredes de su museo se pueden leer algunas de sus frases favoritas que subrayan la importancia que le daba al automóvil en su vida: "La clave de la felicidad bien podría ser la llave de un Rolls-Royce", "La vida es demasiado corta para conducir coches aburridos" o "La ambición es un sueño con un motor V8".
Dos de los modelos que más le encantaban fueron el Mercedes 600 de la serie W100, en este caso azul celeste metalizado, y la limusina Pullman azul oscuro de seis puertas, techo solar y mampara de habitáculo, en la que se le veía frecuentemente en el asiento trasero mientras su chófer le llevaba de paseo por la bulliciosa strip de Las Vegas después de comprarlo en el famoso concesionario Mercedes-Benz de Beverly Hills, en 1970. Con un motor V8 de 6,3 litros, aire acondicionado, suspensión neumática, dirección asistida e incluso pequeñas cortinas en las ventanas, era el coche perfecto para que Elvis se desplazase con el estilo que su imagen exigía. El 600 era uno de los coches más ostentosos y grandiosos del mundo y Elvis tenía dos (uno en Graceland y otro en su casa de Los Ángeles).
Priscilla, su esposa, también sentía un cariño especial por Mercedes, pero prefería algo que fuera "unas cuantas tallas más pequeño". En diciembre de 1970, Elvis le regaló un 280 SL (de la serie Pagoda) a la señora Presley.
No muy lejos podemos ver uno de los pocos representantes de la industria automóvil italiana: el Ferrari Dino 308 GT4, adquirido en 1976 (un año antes de la repentina muerte del "rey"), que fue el último Ferrari en utilizar el apellido Dino y el primero con motor central, diseñado por Bertone y no por Pininfarina como la gran parte de los Ferrari anteriores.
Además de las exclusivas limusinas y cupés, del suntuoso lujo de las primeras y de las extraordinarias prestaciones de los segundos, la colección también incluye otros vehículos, algunos de ellos con menos de cuatro ruedas e incluso con ruedas de diferentes tamaños. Uno de los coches favoritos del Rey del Rock'n'Roll brilla en verde abierto, tiene un solo asiento e incluye una pala excavadora en la parte delantera. El John Deere 4010 fue un tractor emblemático en Estados Unidos en los años 60 y éste en concreto (hoy una de las estrellas de la exposición permanente de vehículos en la finca de Elvis) prestó un fiel servicio en el rancho Circle G de la familia Presley, en el estado de Misisipí. Poco después de adquirirlo, el músico lo llevó a Graceland, para que ayudara en los trabajos más pesados de sus jardineros o del propio Elvis maniobrando su enorme volante.
Otros modelos fuera de lo común son el monoplaza E.P. Rojo especial de Solar Aircraft Company. Impulsado por el motor V8 de la propia marca, este mini-vehículo era a la vez divertido y peligroso y Elvis tuvo varios accidentes con él hasta que sus padres terminaron por convencerlo de vender este vehículo de finales de los años 40 antes de que sucediera algo más grave...
Otros 'niños favoritos' de esta gran familia eran el MGB rojo (utilizado en la película Blue Hawaii, de 1961), sus numerosas motocicletas, el divertido triciclo Rupp Centaur (del que sólo se produjeron 1.200 unidades en 1974 y 1975) o los pequeños coches de golf hechos por Harley Davidson, utilizados por toda su familia y amigos para moverse por los terrenos de la enorme finca Graceland. Otro visitante diario de estos caminos y calles adyacentes era el International Scout amarillo (que sólo se fabricó entre 1961 y 1980 con la intención de competir con Jeep), de 1974.
Lo mejor para el final
Terminamos con dos de los coches más relevantes de los que Elvis fue propietario, empezando por el que se considera más valioso, pero que no está en este museo de Graceland. Durante el tiempo que sirvió en el contingente internacional del ejército de Estados Unidos en Alemania (1958-60), Elvis quedó fascinado por un BMW 507 blanco que encontró a la venta en un concesionario de Frankfurt y que había sido utilizado en carreras de montaña por el piloto alemán Hans Stuck. En la primavera de 1960, Elvis regresó a casa sin su 507, pero el coche acabaría cruzando el Atlántico, hasta Nueva York, ya con otro propietario. Se sabe que después se utilizó en carreras de dragsters en Alabama (equipado con un motor Chevy V8 turboalimentado y un cambio de cuatro velocidades Borg-Warner) antes de ser vendido al coleccionista californiano Jack Castor a finales de los años 1960, quien acabaría vendiéndolo mucho más tarde a BMW, pero solo en 2014.
Teniendo en cuenta que sólo se fabricaron 252 unidades (1956-59) del sensacional 507, rápidamente el departamento de BMW Classic se puso en campo para concretar su restauración. Y esto antes de que se supiese que era el 507 de Elvis Presley, algo que se descubrió cuando los expertos se dedicaron a estudiar la historia del 507 con chasis 70079. Algunas de las piezas tuvieron que fabricarse de origen y otras (como las manijas de las puertas y de las ventanillas) mediante impresión 3D. Además de sufrir un accidente con daños considerables, el coche ya había tenido varias capas de pintura sobre su color blanco original: pasó del blanco al rojo (supuestamente porque las alucinadas fans de Elvis llenaron el coche de números de teléfono escritos con sus pintalabios rojos), luego se pintó de negro y nuevamente rojo.
Hoy, ya en el museo de BMW en Múnich, vuelve a ser protagonista en blanco porque el acuerdo de venta entre Castor (fallecido pocos meses después de vender el coche) a BMW establecía que sería restaurado en el blanco original y no en el "rojo Elvis". Presley compró otro roadster BMW 507 blanco más tarde, que le regaló a la actriz Ursula Andress después de coprotagonizar con ella la película Amor en Acapulco, en 1963.
El último coche del 'rey'
En los años 70, Elvis empezó a ser visto con frecuencia dentro de un impresionante y lujoso Stutz Blackhawk de 5,80 metros. De hecho, en más de uno, porque consta que se compró cuatro de estos coches de Stutz Motor Company, marca renacida de las cenizas, con coches con mecánica Pontiac, diseñados por un ex director de estilo de Chrysler (Virgil Exner), con carrocería hecha a mano por los italianos de Carrozzeria Padane (que también montaba coches Maserati), antes de ser enviados a Estados Unidos. Presley fue el primer cliente en territorio americano en 1970 (ganando la carrera en foto-finish contra Frank Sinatra). Más de medio siglo más tarde, el coche - ya totalmente restaurado - fue vendido en la subasta de coches clásicos Mecum (una de las más importantes de Estados Unidos) a finales de 2022, por 297.000 dólares.
El modelo expuesto en Graceland lo compró en 1973. Esta unidad del primer automóvil americano con salidas de escape laterales y capó sin fin la recogió en Las Vegas, pero el lujoso automóvil con genes italianos fue posteriormente modificado en gran medida por el carrocero George Barris (que, entre otras creaciones, dio origen al Batmobile original, de 1966) que, a petición de Elvis, revistió los asientos con cuero rojo y decoró el interior con aplicaciones metalizadas bañadas en oro de 18 quilates. Se considera el coche favorito de la leyenda del rock'n'roll, quien fue visto conduciéndolo, entrando por las enormes puertas de Graceland solo unas horas antes del anuncio de su muerte a la edad de 42 años, el 16 de agosto de 1977.
Según The Sun & Nationwide Vehicle Contracts, los coches de (o que han sido de) Elvis Presley valen actualmente más de seis millones de dólares. El BMW 507 tiene un precio de más de dos millones de dólares, lo que lo convierte en el más valioso de los que han sido suyos. El Cadillac Fleetwood 60 rosa y el Ford Thunderbird de 1961 están valorados en más de 400.000 dólares cada uno, mientras que el Ferrari 308 Dino GT4 y el Rolls-Royce Phantom V se pueden cambiar por más de 280.000 dólares cada uno.