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Comienza un nuevo Giro de Italia. Tras dos semanas de competencia cerrada, la Corsa Rosa se abre a la grandísima montaña alpina con cuatro etapas salvajes (todas cercanas o por encima de los 4000 metros) que decidirán el ganador de la 108 edición.
“Tenemos la maglia rosa, pero nuestro líder es Juan Ayuso”. El discurso de UAE Team Emirates no se mueve un milímetro cuando la gran montaña aparece en el Giro, pero Isaac del Toro es pura emoción. Tras una semana vestido de rosa comienza a ver el sueño más cerca. Nunca ha tenido que afrontar infierno como el que se asoma, pero sabe que no está sólo y lo va a intentar.
“Soy una persona lógica, y pienso que después de la etapa del domingo he demostrado que tengo piernas y eso me da confianza”, dijo ayer en rueda de prensa escoltado por Fabio Baldato y Matxin.
Ayuso guarda silencio
Juan Ayuso sigue siendo el líder del equipo, pero está atrapado por la maglia de su compañero. Aunque tenga fuerzas no va a poder atacar si el Torito no explota. En la jornada de ayer, como siempre y como él prefiere, salió a entrenar en solitario y llegó más tarde que la grupeta al hotel porque se quedó haciendo series. Por la tarde fue uno de los pocos líderes que no ofrecieron rueda de prensa (Bernal y Roglic tampoco lo hicieron).
En este sentido, el ciclista de Jávea espera revertir la dinámica que le está acompañando en el Giro. Al contrario que Del Toro que consigue esquivar caídas, pinchazos o pone pie a tierra y sale disparado cuando hay una montonera, Ayuso suspira por una etapa sin sobresaltos. Ayer la retiraron los puntos de la rodilla, pero el sigue con molestias en la articulación.
En la primera etapa en Albania ya sufrió una caída. En el sterrato fue al suelo y se produjo una herida en la rodilla, que apenas le dejó continuar nada más caer, y que tras zurcírsela le ha generado molestias y un dolor intenso. En la crono de Pisa se comió todo el aguacero, al igual que Del Toro. Tras salvar una caída, en el tramo intermedio, que estaba seco, logró recortar a Roglic, pero en la entrada a Pisa tuvo que frenar porque jarreaba.
Las dos últimas han sido el embudo de Eslovenia, que arruinó la ventaja lograda en la crono y el cambio de bici en el Monte Grappa. Una situación que se produjo porque al pisar un bidón caído se apoyó en el tubo horizontal del cuadro y lo acabó fracturando. En la televisión se vio que ningún compañero le asistió, pero desde el equipo se asegura que “la situación estaba controlada”, con el equipo tirando y se mandó parar. Ahora, el Giro se pone más duro.
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