2024. Un año que Jonas Vingegaard recordará para siempre por haber bajado a los infiernos para posteriormente volver a saborear la gloria en apenas tres meses. En el mes de abril, el ciclista danés se encontraba disputando la Vuelta al País Vasco cuando su vida se paró. En la cuarta etapa de la ronda que se disputa en el norte de España, el corredor de Visma se vio involucrado en una fuerte caída que le provocó graves lesiones que pusieron en jaque no sólo su carrera deportiva, sino también su vida.
Con una fractura múltiple de clavícula, siete costillas rotas y especialmente un neumotórax y dos pulmones perforados, lesiones que complicaron aún más su recuperación, y le hicieron estar 12 días ingresado en un hospital de Vitoria-Gasteiz, el danés pasó un auténtico calvario, sobre el que ha hablado en un video de la radio pública danesa ('DR') junto a su mujer Trine Hansen.
Entre la vida y la muerte
"Los primeros diez segundos no podía respirar. Cuando lo logré, tosía sangre. Me dolía pensar que mi mujer tendría que vivir sin mí", explicaba Vingegaard sobre el momento del accidente. Mientras el corredor danés luchaba por sobrevivir ante el impacto, su mujer, después de unos primeros momentos de angustia, llegó a Vitoria para estar con él. "Estaba feliz de que estuviera vivo, y esperando que no tuviese daños cerebrales. Lo demás no importaba", explicaba Trine Hansen a la radio pública danesa.
Estaba feliz de que estuviera vivo, y esperando que no tuviese daños cerebrales. Lo demás no importaba
Tras el impacto emocional que supuso la situación para él y para su familia, esto le sirvió para mejorar la comunicación entre ellos y saber poner en valor la vida más allá del ciclismo. "A raíz de aquella caída, hablamos mucho entre nosotros y coincidimos en que tenía que rodar con más seguridad en el futuro si quería seguir siendo ciclista", explicaba el ciclista, que también afirmó, siempre en declaraciones a la DR, que ahora sabe cuál es su límite y valoró todo el empeño que puso en su recuperación para llegar al Tour de Francia.
"Si la situación se vuelve muy peligrosa, es preferible levantar el pie que seguir empujando. Al final, el riesgo es hacerte daño, tener que recuperarte... y toda la energía extra que gastas para volver a tu nivel anterior", finalizaba un Vingegaard, que pese a las adversidades a las que ha tenido que hacer frente este año, ha acabado como lo que siempre ha sido, uno de los líderes más fuertes y ejemplares del pelotón.
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