Recordando el da que Jordan descendi a la tierra hace 30 aos 2236e
sbado, 25 octubre 2014, 14:14
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Ninguno de los asistentes al vetusto Chicago Stadium poda adivinar que aquel 26 de octubre de 1984 estaban asistiendo a una noche que pasara a la historia de la NBA. Los Chicago Bulls abran el fuego de la temporada 84-85 recibiendo a los Washington Bullets de Gus Williams, Rick Mahorn y el ex barcelonista Jeff Ruland.
En las filas de la franquicia de Illinois un joven que estaba llamado a cambiar el baloncesto para siempre y que aos ms tarde sera considerado como el mejor jugador de todos los tiempos. Incluso hay quien se ha atrevido a etiquetarle como el mejor deportista de la historia. Hablamos, por supuesto, de Michael Jordan.
Aquella ventosa tarde otoal, los aficionados del equipo de Illinois acudan a la antigua cancha de los Bulls con la nica intencin de descubrir a los nuevos jugadores de la plantilla y disfrutar con el malogrado Orlando Wooldridge, que llegaba en pleno apogeo de su carrera. Nada que no hubiera pasado en temporadas anteriores.
Entre los componentes del primer grupo se encontraba un tal Michael Jordan, elegido como nmero 3 del draft, por detrs de Hakeem Olajuwon y Sam Bowie, y que llegaba como el hroe olmpico que haba devuelto el oro a Estados Unidos frente a la Espaa de Fernando Martn, Corbaln, Iturriaga...
A pesar de su xito internacional, Jordan aterrizaba en la NBA con el cartel de buen jugador y nada hacia presagiar en lo que se iba a convertir con el paso de los aos. "Creo que nadie poda pensar en aquel momento que estbamos ante un partido histrico", asegura Rod Higgins, ex compaero de Jordan en los Bulls y actual directivo de los Hornets, tres dcadas despus de aquel partido.
"No estamos hablando de un siete pies, que eran los jugadores que dominaban el baloncesto en aquel entonces y la clase de jugadores sobre la que se construan las franquicias", asegura Higgins cuando recuerda aquella poca. "Tampoco era un base que que tenga el baln en las manos todo el tiempo. Quiero decir, l era un escolta, cunto poda controlar?"
Jordan llegaba al primer partido de la temporada tras un 'training camp' en el que haba asombrado a todos sus compaeros y entrenadores. Su ambicin y su caracter competitivo, amn de su calidad, ya le haban hecho destacar entre sus compaeros. "Mejora cada da. Si sigue as se convertir en Supermn si no lo es ya. Houston y Portland se van a arrepentir de no haberle seleccionado", aseguraba su compaero Dick Minniefield, mientras que algunos de sus rivales en pretemporada le haban catalogado como un regalo divino.
Los elogios empezaban a acompaar a Jordan all donde fuera. Sin embargo, aquel primer partido como profesional, aquel debut no aventuraba nada de lo que vendra despus. Bueno, una cosa s. El espritu indomable de un jugador cuyo carcter le granje casi tantos enemigos como iradores. Un caracter irreductible que le impeda dar un baln por perdido o lamentarse por un fallo cometido, como demostr en una de las ltimas jugadas del choque.
No tena tiempo para eso si quera llegar a ser el mejor. Un pensamiento que comenz a rondarle la cabeza el da que su entrenador de instituto le dijo que no vala para el baloncesto y prescindi de l en su equipo. Sin saberlo, aquel hombre acaba de parir al mejor jugador que se ha visto en una cancha. O al menos uno de los mejores.
Aquel beb que naci en el instituto, lleg como un adolescente a la NBA y comenz su andadura hacia la leyenda aquella tarde en Chicago. Con su famosa muecera en un fino antebrazo izquierdo y un uniforme blanco en el que se lea el nombre de los Bulls, Jordan salt a la cancha para enfrentarse a los Bullets. Enfrente, dos de los ms duros de la Liga como Jeff Ruland y Rick Mahorn.
Jordan intent varias veces atravesar la zona rival y fue entonces cuando se dio cuenta de que la NBA poco o nada tena que ver con el baloncesto que haba jugado hasta entonces. "Me dij que aquellos dos tipos eran muy duros tras recibir una falta", aseguraba su ex compaero Higgins. "Al segundo ya se haba levantado e iba hacia ellos otra vez".
Una leccin ms. Lejos de arrugarse ante nadie, el novato lo intent una y otra vez y aunque su primer partido en la NBA no pasar a la historia como una de sus grandes gestas, el vdeo tiene valor de incunable por lo que su protagonista llegara a ser.
El escolta termin el choque con 16 puntos tras anotar cinco de 16 tiros de campo y seis de siete desde la lnea de personal. Adems sum siete asistencias y seis rebotes. Nmeros muy lejanos de lo que luego vendra, pero que adivinaban un futuro prometedor para un joven sin miedo a sobrevolar los cielos de la NBA ms alto que ningn otro, como demostr en una de las ltimas jugadas del partido cuando se sostuvo en el aire para anotar en la cara de Ruland.
Fue la primera vez que levantaba de sus asientos a los espectadores de Chicago, que sin saberlo, acababan de presenciar uno de los pedazitos ms importantes de la historia del deporte: el debut NBA de un tal Michael Jeffrey Jordan.