Sin pblico esto es un simulacro e4j5q
jueves, 11 junio 2020, 23:58 2m3a1d
Volvi el ftbol pero no nos engaemos: volvi a medias. Lo hemos echado muchsimo de menos. Tanto como vamos a aorar ahora a los aficionados, una pieza clave en este circo.
Lo intuamos y un solo partido ha bastado para comprobarlo: el ftbol sin los aficionados llenando los estadios no es ms que un triste sucedneo, una fiesta interrumpida de madrugada por las quejas de la vecina, un quiero y no puedo, un s pero no. Una cerveza sin alcohol y adems tibia. Que no tengamos ms remedio que aceptarlo no significa que no podamos decirlo. Es lo que hay, y bienvenido sea porque tenamos muchas ganas de volver a ver un partido en directo. Pero no es lo mismo.
Un Sevilla-Betis constituye uno de los mayores espectculos futbolsticos que se pueden presenciar en vivo en todo el planeta. Si los derbis sevillanos gozan de esa merecida consideracin no es tanto por la calidad de los futbolistas que lo disputan como por la incomparable pasin con que se viven en las gradas. Antes y durante los choques entre Sevilla y Betis o Betis y Sevilla del Pizjun o del Villamarn los verdaderos protagonistas son los aficionados. Es el pblico el que consigue crear un ambiente que los transforma en partidos mgicos, no los jugadores.
Esta noche lo hemos visto con claridad. Sin ese colorido de las gradas, un Sevilla-Betis apenas se diferencia del Celta-Villarreal de maana o del Real Sociedad-Osasuna del domingo. Es un buen partido de ftbol pero ya no es el deporte rey. Por mucho que LaLiga recurra a las tecnologas ms vanguardistas para intentar recrear el sonido ambiente habitual y el pblico virtual, aquello se ve impostado, un artificio que chirra. Le sobra color y sonido pero le falta calor y alma.
LA IMPORTANCIA DE LOS AFICIONADOS
Y en realidad es bueno que sea as, porque de tanto escuchar y repetir el 'leit-motiv' de que el ftbol representa el 1,37% del PIB de este pas y que da de comer a 185.000 personas se nos ha olvidado que quienes sostienen tan boyante negocio son precisamente los aficionados. Porque son ellos los que deciden acudir en masa a ver un partido de ftbol en vez de uno de voleibol. Pero tambin son ellos los que sufren unos precios disparatados en las entradas y en las camisetas de sus jugadores favoritos. Los que cada da ven ms lejanos a sus dolos, aislados en su burbuja. Los que aguantan los horarios incmodos en aras de la globalizacin. Y son ellos los que, cuando por culpa de una pandemia dejan de ir a los estadios, provocan que el 1,37% del PIB se reduzca a la mitad y los clubes tengan que realizar ERTES a sus empleados y disminuyan momentneamente las fortunas que pagan a sus estrellas. Conviene no olvidarlo. Y de paso cuidarles un poco ms cuando regresen.