Maurice Herzog en la reedicin de "Primer ochomil", a los 60 aos de su ascensin 4l1i5m
lunes, 28 junio 2010, 18:16
Tuve la suerte de ser invitado el pasado jueves, da 24, a un reducido encuentro con Maurice Herzog en la bonita Librera Desnivel con ocasin de la reedicin de su libro Primer Ochomil. Fue un lujo compartir una hora que se hizo escasa con un personaje tan relevante de la historia del alpinismo y, tambin, del siglo XX. Herzog, con 91 aos, estuvo atento, feliz y emocionado compartiendo sus vivencias en la montaa y en fuera de ella: fue partisano en la II Guerra Mundial, Alcalde de Chamonix y Secretario de Estado de Juventd y Deportes del gobierno del General De Gaulle.
La reedicin del libro, que cuenta con una edicin especial limitada y numerada de 300 ejemplares, se realiza con una ocasin expecial: el sexagsimo aniversario de la cumbre del Annapurna (8.091 m.), hollada por Maurice Herzog y Louis Lachenal el 3 de junio de 1950. Y, como parte de la accin de promocin del libro, Desnivel organiz un encuentro con alpinistas, periodistas y blogueros.
Aunque llegu tarde por motivos que no vienen al caso, tuve la suerte de que Herzog lleg mucho ms tarde por problemas de coordinacin y agenda con la embajada sa y, probablemente, porque ya es una persona muy mayor y que no se desplaza muy gilmente. Pero lleg. Y lo hizo precedido de varios fotgrafos y caminando lentamente apoyado sobre el hombro de Katherinne, su compaera sentimental de los ltimos 20 aos para conversar con nosotros y con buenos montaeros como Ivn Vallejo, Ramn Portilla, Carlos Surez, Carlos Soria y muchos otros que no atisb a ver.
Amable, ligeramente sonriente y haciendo un gran esfuerzo vital recubierto de una mirada suave se acomod en la mesa dispuesta para la ocasin flanqueado por Katherinne y por Daro Rodrguez, Director de Desnivel. Delante de l el libro, de pie, sobre un atril montado para la ocasin (a la izquierda, en una foto de Sergio Prieto publicada en Desnivel)
Como ya he mencionado antes, Maurice es un venerable anciano nonagenario que, no obstante, conserva su porte a pesar de sus manos sin dedos producto de las congelaciones que sufri en el Annapurna. Como tal, se apoya en su mujer no slo para caminar, sino tambin para que le ayude con la traduccin de las preguntas y respuestas pues ella habla espaol con notable fluidez. Pero Katherinne no es slo una traductora, tambin es su compaera y por ello se permite la licencia de ampliar las respuestas, a veces para refozar una idea no convencida con su traduccin y a veces porque tiene su propia opinin al respecto, como cuando contesta con un clarsimo "S" a la pregunta de si Herzog era el mejor alpinista de la expedicin que subi un ochomil por primera vez, cosa que el propio Herzog no se atreve a hacer, eludiendo suavemente la pregunta.
El relato de los hechos es emocionante incluso contado someramente, cosa que no voy a hacer aqu (para ello tambin podis ver los extractos de Al filo que inserto ms abajo). El libro, que todava no he ledo pero espero hacer pronto pues unos amigos me han regalado la nueva edicin limitada (qu bueno es tener buenos amigos!), tambin promete, especialmente porque fue dictado por el propio Herzog desde el hospital mientras se recuperaba de las congelaciones y otras secuelas de la ascensin. La expedicin no termin bien en cuanto a las relaciones interpersonales entre Herzog y su nico compaero de cumbre, Lachenal, quien al parecer dijo haber decidido acompaarle a la cima para ayudarle, lo que es desmentido por Herzog quien afirma que Lachenal, que le propuso abandonar, una vez conseguida la cumbre, descendi rpidamente, dejndolo a l solo en la cumbre. All Herzog pas ms de una hora entrando en lo que, dice, sera su nueva vida a partir de ese momento.
Tampoco voy a resumir las preguntas que se le hicieron, pero s me voy a quedar con dos ideas que emanaron de sus respuestas. Una de ellas, sobre los motivos para seguir cuando el riesgo aumenta, es que l sigui adelante gracias a la determinacin de conseguir un objetivo y el hecho de haberse criado amando las montaas. La otra idea es sobre el alpinismo como nico objetivo vital y Herzog tiene al repecto una frase final en el libro, muy famosa, que ilustra perfectamente su visin ya que subir al Annapurna le cambi la vida, pero para l no ha sido lo nico y quiz tampoco lo ms importante. Eso lo dice alguien que ha vivido de lleno muchas de las vicisitudes del siglo XX, incluida la primera ascensin a un pico de 8.000 metros.
Maurice, el nico no profesional en la expedicin del '50, el que fue elegido por el resto, los guas profesionales, jefe de la expedicin, quin alcanz aquella cumbre por empeo propio junto a Lachenal, es un tesoro viviente puesto que es el nico de aquella generacin mtica, el nico de aquella poca herica y pionera, que todava puede contar de viva voz su visin de aquellos hechos y aquellos tiempos.
Y, con tarta y velas con el nmero 60, con vino y oporto, brindamos con l por su ascensin, por el alpinismo futuro y por las montaas, poco antes de que se marchara saludando emocionado entre fervorosos aplausos.