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Tras el pico de gripe de finales de diciembre y principios de enero, se ha observado una disminución en la incidencia de nuevos casos, así como en los ingresos hospitalarios y en unidades de cuidados intensivos (UCI). Sin embargo, algunas personas pueden experimentar una "tos persistente" que persiste incluso después de haber superado la infección inicial. La doctora Inés Lipperheide explica que esta tos puede tener múltiples orígenes y requiere un estudio cuidadoso para descartar otras condiciones.
Tos persistente postinfecciosa
La tos persistente postinfecciosa se define como aquella que dura más de tres semanas tras una infección respiratoria, ya sea por COVID-19 o gripe. Este síntoma puede ser común, con una frecuencia que varía entre el 11% y el 25% de los pacientes.
Aunque las pruebas complementarias, como analíticas y radiografías de tórax, suelen ser normales, se cree que la tos puede estar relacionada con un componente inflamatorio en las vías respiratorias, lo que provoca una mayor sensibilidad e hiperreactividad. En algunos casos, un aumento en la mucosidad también puede contribuir a este síntoma.
Recomendaciones y consulta médica
Para mejorar la tos persistente, es fundamental evitar el tabaco y protegerse del frío seco del invierno mediante ropa adecuada o el uso de humidificadores si la tos es seca.
Es crucial consultar al médico si aparecen nuevos signos de alarma, como sangre en la tos o fiebre recurrente. Tras una evaluación clínica adecuada, el médico podrá descartar otras enfermedades y considerar tratamientos que ayuden a aliviar esta tos irritativa.
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