La cara de Laura García-Caro era un poema, quizás la de todo el atletismo español. La onubense era recibida por Álvaro Rodríguez, su agente, en la zona mixta, que la esperaba con un ramo de flores y se fundían en un abrazo. Uno muy especial de consuelo e inmenso cariño por una atleta que lo había pasado francamente mal en los últimos tiempos.
Y es que Laura tuvo que superar un COVID persistente que la tuvo más de un año en el dique seco tras brillar en el Mundial de Eugene 2022 con un sexto puesto en los 35 kilómetros marcha. Luego llegó ese calvario que le impidió entrenar durante interminables meses hasta un 2024 en el que había recuperado sensaciones.
Sí que es verdad que a falta de 300 y 200 metros iba mirando atrás porque sabía que la llevaba relativamente cerca, pero en el 100 he vuelto a mirar y veía que le llevaba 40 ó 50 metros y ya pensaba que no me pillaba
Quizás por eso todo lo vivido este viernes en el Olímpico de Roma es especialmente cruel, porque la andaluza saboreaba al fin esa ansiada medalla en un gran campeonato por la que tanto había luchado.
"En la última vuelta estaba bastante reventada y he intentando esprintar con lo que me quedaba porque quería llegar con las mayor ventaja posible a los últimos metros. Sí que es verdad que a falta de 300 y 200 metros iba mirando atrás porque sabía que la llevaba relativamente cerca, pero en el 100 he vuelto a mirar y veía que le llevaba 40 ó 50 metros y ya pensaba que no me pillaba. Y bueno, no la vi venir y pensaba que ya lo tenía", ha declarado una Laura completamente apesadumbrada a la prensa española presente en Roma.
He pasado un año y medio bastante malo y he conseguido darle la vuelta luchando con todas mis fuerzas. Ahora espero aprender de este error y seguir trabajando para volver más fuerte
"Yo ya estaba focalizada en llegar y aunque sé que se me ve celebrar en realidad lo iba dando todo. No se si me confié pero en el último 400 iba dándolo todo y mirando atrás", repetía una Laura que no era capaz de digerir este amargo trago, por más que su carrera hubiera sido espléndida.
"No estoy nada contenta con este final y espero que en otra ocasión sea distinto. He competido bien, he dado todo y llevo una temporada espectacular más allá de este accidente. He pasado un año y medio bastante malo y he conseguido darle la vuelta luchando con todas mis fuerzas. Ahora espero aprender de este error y seguir trabajando para volver más fuerte", concluía con una entereza encomiable. París le espera, porque le ha ganado la partida a Raquel González, la otra marchadora que aspiraba a acompañar a María Pérez y Cristina Montesinos a los Juegos.
Comentarios