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La seleccin espaola ya no puede fantasear con la posibilidad de elegir el cruce. Ahora, slo debe plantearse un ejercicio de supervivencia que le haga pasar de fase como sea. Y eso slo suceder si gana los dos prximos partidos.

Ante Suiza, un pas cuyo deporte nacional es el esqu alpino, Espaa sufri un gravsimo accidente. Un churro helvtico dio lugar a la pesadilla de la derrota. Antes y despus del gol, la seleccin tuvo el baln pero no le dio el mismo trato que otras veces. Con poca movilidad, con una velocidad de crucero parecida a la de un carretn de bueyes y el punto de mira desajustado, la seleccin busc el gol a base de un barroquismo excesivo.

Del Bosque movi el banquillo sin xito y la media hora final fue un drama, un quiero y no puedo en el que sobr el arabesco y falt empuje. Con todo, un mal partido no debera convertir a la aficin y a los jugadores en unos descredos. El estilo es a lo que tiene y debe agarrarse Espaa.

A los cinco minutos de comenzar el duelo, los papeles estaban repartidos. Suiza a esperar y Espaa a jugar. Una cosa es querer el baln y otra que no lo quiera el contrario. Cuando sucede esto ltimo, la cosa se complica. Es lo que Hitzfeld le propuso a Del Bosque: "Toma t el baln que a m me da la risa. Y, adems, le voy a poner un guardia jurado a Xavi". Y Espaa empez a tejer con tanta paciencia como lentitud.

Enseguida, el nivel de posesin fue altsimo a favor de La Roja. Eso no se tradujo en grandes ocasiones. A Espaa le faltaba profundidad y desborde. Entre tanto toque, se echaba de menos tambin la aventura solitaria de algn osado que buscara el "uno contra uno". Todo era demasiado acadmico. El exceso de baln provoc un cierto empalago porque incluso dentro del rea los nuestros preferan tocar antes que rematar.

Tras el descanso, no vari el guin hasta que Suiza fabric un gol rocambolesco, a base de rebotes, infortunios e imprecisiones. El caso es que el "golazo" de Fernandes vali lo mismo que el de Maradona a Inglaterra por muy horroroso que fuera para la vista.

Del Bosque tir de Navas para abrir el campo y de Torres para meter el pual. Le vali de poco. Navas estuvo impreciso en el pase y Torres espeso en los ltimos metros.

La angustia se apoder de Espaa porque el tiempo volaba. A Suiza le bast un poco de suerte y organizacin. Se le pudo acabar el chollo con un misil de Xabi Alonso al larguero igual que La Roja pudo haberse desangrado con un remate al poste de Barnetta.

Los diez minutos finales fueron el Bara-Inter de la Champions. Falt Mourinho.
La caverna futbolstica, representada esta vez por Suiza, se llev por delante el ftbol de toque de Espaa. Ahora, de ah a cuestionar el modelo, va un mundo. Las convicciones de La Roja y de la aficin espaola no pueden ser dbiles. Hay que seguir creyendo.