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Tal vez muchos de vosotros no lo recordéis, pero hubo un tiempo en el que los juegos de fútbol eran mucho más que gráficos absolutos, estudios que intentan refinar su gameplay de la manera más excelsa -aunque no siempre salga- posible o golazos increíbles. Echando un vistazo atrás en el tiempo, las cosas eran más sencillas. Con Internet reducido a poco más que un proyecto de futuro que apenas tenía impacto en la jugabilidad de nuestros títulos preferidos, los videojuegos (muchas veces) se resumían en dos mandos, una caja de galletas, patatas fritas, refrescos con gas y orgullo. Mucho orgullo.
No obstante, hubo una saga que supo llevar todo eso al máximo nivel, encontrando su máximo exponente en el mítico Pro Evolution Soccer 6. Dejando a un lado el mito de Ximelez, Miranda, Espimas y Castolo, lo cierto es que esta entrega supo darnos algo incluso mejor que la legendaria Liga Masters. Y es que, por aquellos tiempos, Pro Evolution Soccer no solo era mejor que FIFA, sino que prácticamente todo el mundo se decantaba por él pese a la falta de licencias, los nombres inventados y las locuras de sus diseñadores.
PES 6 y aquellos maravillosos años con pingüinos, avestruces... y dinosaurios
De hecho, eran estas locuras las que han logrado que hoy día recordemos con tanto cariño aquellos agregados tan raros como el de avestruces vs. dinosaurios. A través de la PES-Shop, tienda en la que podíamos comprar equipaciones, peinados y otros enseres especiales a través del dinero que conseguíamos simplemente jugando, pudimos desbloquear algunas de las ideas más divertidas que ha dado el mundo del fútbol en los videojuegos.
Y es que lo de los avestruces y los dinosaurios no es una exageración. Literalmente, podíamos comprar una equipación especial en la que todos y cada uno de nuestros futbolistas sobre el verde acababa montando sobre un avestruz o un velociraptor. No eran las únicas opciones, pero es una de las que se recuerda con más cariño, pues era extremadamente extraño. Había otra variante igualmente divertida en la que, en lugar de una montura, desbloqueábamos un disfraz de pingüino.
Y ya os lo advierto, pocas cosas más bizarras he visto en mi vida que esto. Era absolutamente demencial, especialmente porque a la ecuación también podíamos sumar los llamados "peinados especiales", una serie de elementos cosméticos que cambiaban las cabezas de los futbolistas por caras de perro... gigantes. Así pues, por puro amor al arte, podías transformar a tus jugadores en las monstruosidades más gracias que jamás hayas visto.
Sí, era muy raro, pero también era increíblemente divertido. Siendo sincero, todavía recuerdo con mucho cariño esas extrañas al más puro estilo Shaolin Soccer o Kung Fusion en la que un velociraptor volaba bajo el arco para que su jinete humano intentase atrapar (muchas veces sin éxito) un disparo a trallón mientras esbozabas una sonrisa de superioridad absoluta frente a tu amigo de turno... Hasta que te la devolvía ejecutando una marsellesa digna del mismísimo Zinedine Zidane, pero con un disfraz de colores blancos y negros y un pico tan grande que hasta se veía desde la distancia.
Era raro. No, perdón, muy raro. Rarísimo. De lo más extraño que he visto en casi toda mi vida, pero lo echo mucho de menos. Es más, me hace pensar en que, por desgracia, toda esta clase de ideas se están perdiendo. Al querer apostar por el hiperrealismo, se le han cortado las alas a no pocos desarrolladores. Antaño, con ingenio y valentía, se atrevían a experimentar con las ideas más locas que se le pasaban por la cabeza. Por supuesto, muchas veces salían tan mal que hasta resultaba doloroso, pero en otras tantas acaban dando con la tecla adecuada, engendrando una genialidad imperecedera que hoy día merece ser recordada como lo que es: una leyenda.
Por desgracia, en una época en la que los gráficos lo son todo, y los DLC y los micropagos son el santo y seña de la mayoría de estos títulos deportivos, parece imposible que podamos disfrutar así de nuestros juegos preferidos. Todo sea dicho, lo entiendo, pues ahora lo que se busca es otra cosa. En aquellos tiempos, al disfrutar del juego en compañía de tus mejores amigos de manera presencial, este tipo de situaciones eran mucho más cómicas. Ahora, con la proliferación de las redes sociales e Internet, seguramente fuese hasta incómodo.
Una cosa es que te humille un colega de toda la vida ejecutando una chilena perfecta con un avestruz o marque un golazo de cabeza teniendo orejas de perro, y otra muy distinta es que la haga un completo desconocido que ha decidido hacer de las suyas usando toda clase de disfraces. Es por esto mismo que, aunque no puedo evitar echar la vista atrás con nostalgia, entiendo que es mejor dejar el pasado en el pasado y recordar Pro Evolution Soccer 6 junto con sus todavía muy divertidas anécdotas.