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Han pasado dos semanas desde que decidí romper una lanza a favor de Dragon Ball Daima... y ya me estoy arrepintiendo. Sinceramente, me da mucha pena, porque hasta hace poco estaba disfrutando mucho del anime.
Por desgracia, lo de los dos últimos episodios (15 y 16) no tiene sentido alguno. Hasta ahora había defendido que, pese a su lento ritmo, conectaba muy bien con nosotros como audiencia.
Y lo seguiría pensando de no ser por el desastroso capítulo 15, ya que es simplemente indefendible. A fin de cuentas, los guionistas esperan que nos creamos que Goku, Vegeta y Piccolo realmente tendrían problemas contra un ejército de don nadie que solo saben usar armas de alta tecnología.
Dragon Ball Daima ha dejado de tener sentido
No tiene ningún sentido que tres de los personajes más poderosos del universo Dragon Ball (por aquel entonces, puesto que es anterior a DB Super) tengan alguna clase de dificultad para vencer a un ejército de personajes de relleno.
Y no, no me sirve la excusa de que los han convertido en niños, puesto que el propio Goku fue capaz de acabar con el ejército de Red Ribbon él solo cuando apenas era un crío. Por mucho que le hayan infantilizado, es más poderoso que antes.
Ahora es capaz de transformarse en SSJ3, ha aprendido muchas técnicas y es un luchador muy experimentado. ¿Qué sentido tiene que lo pase mal contra el ejército de un mundo que sigue teniendo miedo de Boo incluso después de muerto?
De hecho, gran parte de la trama se debe a esto: el rey Gomah pide a las Bolas de Dragón que conviertan a los Guerreros Z en niños por miedo. Fueron capaces de vencer a Boo, por lo que podrían conquistar el Reino Demoníaco muy fácilmente si así lo quisieran.
Por desgracia, tengo claro por qué ha ocurrido todo esto: para rellenar minutos de metraje. No tiene otra explicación y, de hecho, se nota muy claramente. ¿A cuento de qué, si no, iban a tener problemas contra este tipo de enemigos?
Es más, vemos que Goku siembra el caos sin problema en cuanto se transforma en SSJ. Lamentablemente, mi enfado no termina ahí. Vegeta, el orgulloso príncipe de los Saiyajin, no parece él mismo.
Por supuesto, su carácter se ha suavizado desde que se casó con Bulma y ya no es tan agresivo ni beligerante, pero sigue siendo un guerrero que carga con el orgullo de toda una raza. Que no se oponga a recibir ayuda cuando llegó el padre de Pansi con refuerzos me molestó.
Y mucho. Estoy enfadado con Dragon Ball Daima y todo lo que está ocurriendo. Es más, siempre veo el anime los viernes con un amigo. Quedamos a propósito solo para ver el nuevo episodio en cuanto está disponible... y no salimos contentos.
Tanto es así que hemos llegado a pensar que buena parte de la segunda mitad del anime no cuenta con el amparo de Toriyama-sensei. Como bien sabréis, Akira supervisó buena parte del anime. Es uno de sus últimos trabajos, por lo que esperábamos mucho de él.
Por desgracia, el creador de Dragon Ball falleció antes de su emisión, cosa que me hace preguntarme si escribió el guion completo de la serie o solo el principio. Tal vez me equivoque, pero siento que el ritmo, las decisiones de guion y la narrativa son muy diferentes.
Los primeros episodios me parecieron bastante buenos más allá de ciertos momentos. Lamentablemente, esta sensación se ha ido diluyendo con el paso del tiempo. Hasta hace poco, pese a ello, seguía convencido de que era un buen anime, pero los últimos capítulos han hecho que me baje del barco.
Los episodios 15 y 16 me han parecido realmente malos. Hasta me he preguntado qué diablos hace Piccolo en la serie. De momento no ha hecho nada y su presencia es poco más que una anécdota. Salvo un par de comentarios e intervenciones relacionadas con los namekianos, no ha hecho nada.
Pensaba que eso cambiaría durante el rescate de Dende, pero no ha sido así. No es lo único que me ha molestado. La idea del cinturón me ha gustado mucho, pues este tipo de salidas cómicas son muy de Toriyama-sensei.
Que el malo de turno haya conseguido un objeto con un poder supremo que hasta la fecha era poco más que un rio cosmético encaja mucho con el sentido del humor del maestro. Hasta ahí, te lo compro.
Lo que no te compro es que su rediseño sea casi una copia de Jiren y que su transformación se resuma en ser más grande. Si os fijáis, la combinación de colores es prácticamente idéntica a la del guerrero del universo 11.
Entiendo que su traje ya tenía esos colores, pero... No sé, me ha defraudado. La mayoría de villanos de Dragon Ball arrancan con una forma ridícula y evolucionan hasta encontrar su forma final. Con Gomah esperaba algo parecido.
Quería un diseño que me volara la cabeza, como ocurrió con Freeza, Cell o Buu en su momento. Y aunque todavía no lo hemos visto en acción, su rediseño me ha parecido flojo e incluso un poco insulso. Me ha decepcionado.
Lo he visto sin carisma, porque todo se ha resumido en hacerse más grande y poner cara de mala leche. No es lo que esperaba. Si soy sincero, ya con el episodio 15 empecé a pensar que Dragon Ball Daima había bajado mucho de calidad.
Quise esperar a ver si la situación cambiaba, pero me parece que está yendo a peor. Tanto es así que hasta estoy viendo con peores ojos los anteriores. Espero que esto cambie y que el final sí esté a la altura, pero dudo de que seas así. Espero equivocarme.
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