Al noreste de la provincia de Tarragona (Cataluña) se encuentra uno de los pueblos con más historia de la comunidad. Un lugar con multitud de puntos de interés, si bien ninguno tan atractivo cultural y socialmente como los restos de una muralla medieval que consigue atraer a no pocos turistas. Es un sitio con grandes alardes de una arquitectura que en la actualidad acapara todas las miradas.
Para encontrar estas fortificaciones hay que desplazarse hasta el municipio de Alió, enmarcado en el Alto Campo, en pleno llano de Valls y que apenas cuenta con poco más de medio millar de habitantes, según el último informe del Instituto Nacional de Estadística (INE) para el pasado año 2024.
La huella dejada por las murallas urbanas de Alió
Allí se ubica la muralla urbana de Alió, entre las calles de la Fuente, Pozo, Plaza de San Bartolomé y Germán Fernando Saperas. Su origen es medieval y, aunque en la actualidad muchos no se dan cuenta al pasar, tenía forma ovalada. Una de las evidencias se halla en la calle Pozo, donde hay un arco que los expertos consideran el al recinto.
Este conjunto está considerado desde el año 1949 como Bien protegido y forma parte, desde 1985, del Patrimonio Histórico Español. A día de hoy, sin embargo, no es sencillo reconocer la magnitud de lo que un día fue este conjunto amurallado, ya que sus restos no hacen justicia a la importancia de esta fortificación.
Sea como fuere, hablamos de uno de los atractivos turísticos más importantes de la comarca y evidencia la gran huella que suponían en las sociedades antiguas este tipo de construcciones y lo crucial que eran para la defensa y los soldados encargados de la protección y la vigilancia de un punto en concreto. La muralla urbana de Alió es un claro ejemplo de ello y así se demuestra con su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC).
Comentarios