En el siglo XIX, Alexandr Pushkin escribía Eugenio Oneguin, una novela que ha pasado a la Historia de la literatura rusa como uno de los grandes dramas, adelantándose a posteriores obras de Gógol, Turguénev, Dostoievski y Tolstói.
Convertida en ópera por Piotr Ilich Chaikovski, la historia de Eugenio Oneguin alcanzó nuevas cotas, cambiando el sarcasmo crítico de la novela por una pieza llena de ternura, compasión y comprensión.
Hasta el 18 de febrero, el Teatro Real de Madrid acoge las 10 representaciones de Eugenio Oneguin, una ópera en tres actos y siete cuadros que es una de las grandes apuestas del coliseo madrileño para esta temporada.
UNA CARTA DE AMOR
En esta ópera, Chaikovski adapta a su manera la historia de (des)amor entre Tatiana, una joven culta y melancólica de una familia hacendada; y Oneguin, un intelectual, seductor y ególatra, que la rechaza tras haberle confesado ella su amor en una carta llena de pasión.
Precisamente, esa carta de amor da pie en esta ópera que fue estrenada en 1879 a una de las más bellas arias que se pueden encontrar en el repertorio lírico romántico.
En la historia que cuenta Eugenio Oneguin, el protagonista pasa de despreciar a Tatiana a flirtear con Olga, su hermana, llegando a asesinar en duelo a su prometido. Cuando todo eso pasa, la joven Tatiana regresa a la vida del protagonista, muchos años después, convertida en la mujer de un príncipe, satisfecha con su vida y capaz de devolverle a Eugenio el desprecio que un día llegó a marcarle de manera cruel.
En lo musical, esta ópera cuenta con la Gustavo Gimeno al frente, quien asumirá la dirección musical del Teatro Real en septiembre y que ha contado en esta ocasión con grandes voces como las de la soprano Kristina Mkhitaryan (Tatiana), el barítono Iurii Samoilov (Oneguin), el tenor Bogdan Volkov (Lenski), la mezzosoprano Victoria Karkacheva (Olga) y el bajo Maxim Kuzmin-Karavaev (El príncipe Gremin / Zaretski). Todos ellos actuarán junto al Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real.
De la escenografía se encarga Christof Loy, que ha dividido en dos la historia. En la primera parte, el escenario refleja la soledad buscada del protagonista, mientras que en la segunda se apuesta por el hecho de sentirse solo con una estancia cerrada por un muro blanco.
De manera paralela a las funciones, el Teatro Real de Madrid ha organizado visitas guiadas al Real Jardín Botánico, al Museo del Romanticismo y al club de esgrima Sala de Armas, así como la retransmisión en directo en Mezzo y MyOperaPlayer el 14 de febrero.