En muchas ocasiones, el fenómeno de la vida es muy difícil de explicar, ya que los investigadores se encuentran con casos en los que la permanencia de seres vivos en ciertos hábitats parece prácticamente imposible pero, aun así, la vida se abre paso.
Esto es lo que sucede con el árbol Ginkgo biloba. Uno de los hechos que más llaman la atención de todo el mundo es el de que sobreviviera a una mismísima explosión nuclear, la cual arrasó con todo a su paso, excepto con esta especie vegetal.
Tras la caída de la bomba nuclear en Hiroshima, se llegó hasta los 7.000 grados Fahrenheit, unas temperaturas que alcanzaron hasta un radio de dos millas de la zona cero. Para entender la situación, se debe saber que la lava volcánica alcanza los 2.400 grados Fahrenheit.
Pues bien, seis árboles de esta especie que se encontraban a apenas una sola milla de la zona cero volvieron a la vida pese a haberse desprendido de sus hojas a los pocos meses de la catástrofe.
El Ginkgo biloba se ha ganado el apodo de “fósil viviente”
Al Ginkgo biloba se le conoce como “el fósil viviente”, ya que su especie se remonta a hace más de 290 millones de años. Esto da a conocer otro gran hito de este árbol y es que sobrevivió a la extinción de los dinosaurios y prácticamente toda la fauna existente.
Sin embargo, pese a su gran resiliencia, estos árboles tuvieron un gran aliado para poder seguir con vida, alguien que en muchas ocasiones es enemigo: el ser humano salvó al Ginkgo biloba, ya que esta especie estuvo extinta de forma salvaje hasta principios del siglo XX.
Sin embargo, algunos investigadores han afirmado que todos los árboles que se encuentran en la actualidad, en algunas zonas de China, fueron repoblados por monjes budistas.
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