De prisión medieval a museo: la transformación de una joya arquitectónica en Valladolid que fue testigo de la caída de un poderoso conde

España está llena de secretos y lugares únicos que esconden una gran historia en su interior. Es el caso del Castillo de Portillo, en la localidad de Portillo, en Valladolid. Se trata de una edificación del Siglo X, cuando los árabes incursionaban en Castilla. Aunque su estructura final, tal y como se conoce actualmente, es de los siglos XIV y XV, perteneciente a la familia Sandoval.

Diego Gómez de Sandoval es su dueño en 1429, momento en el que el rey Juan II de Castilla decide confiscarlo, entregándoselo en 1438 a Ruy Díaz de Mendoza. El Castillo, en ese momento, comenzó a cambiar de manos periódicamente, perteneciendo a D. Álvaro de Luna (de 1448 a 1452), Juan Pacheco (de 1464 a 1474) y Rodrigo Alfonso de Pimentel (de 1466 al Siglo XIX), pasando finalmente a la casa de Osuna.

La historia del castillo no puede contarse de una sola vez, ya que ha sido, incluso, una prisión de estado. En 1945, el Histólogo D. Pío del Río Hortega decidió donar el castillo a la Universidad de Valladolid, cuya organización está a cargo de la Asociación Amigos de los Castillos de Portillo, actuando ahora como museo.

En él pueden verse las salas que eran utilizadas como celdas, un pozo de 35 metros de profundidad o las torres de vigilancia, preparadas para cualquier tipo de asalto. Sin duda, una de las joyas más desconocidas de Castilla y León.

¿Cómo llegar al Castillo de Portillo desde Valladolid?

Se trata de un trayecto corto desde la capital. Apenas 27 minutos, puesto que está a 26,6 kilómetros. Se debe coger la A-601 para llegar a él. Eso sí, un camino que hay que hacer en coche.

Lo primero es ir por la calle de San Isidro, luego la Avenida de Soria hacia VA-20. Tras esto seguir por la A-601 hacia Portillo tomando la salida 20 desde A-601. Una vez ahí hay que seguir por la CL-601 y la VP-2202 hacia Avenida del Castillo en Portillo.