Sin lugar a dudas, se pueden ofrecer muchísimos motivos que argumentan por qué España es uno de los países más visitados en todo el mundo. Si hubiera que destacar uno, con permiso de la gastronomía, serían todos los monumentos y edificaciones que existen en la Península Ibérica, los cuales cuentan por sí solos gran parte de la historia de este país.
Resultan ser construcciones que tuvieron una gran importancia hace cientos de años y que permiten mostrar lo que era la vida en esos momentos de la historia. Esto puede ser completamente observable a día de hoy gracias a la conservación de estos espacios, los cuales son de gran importancia para las localidades y las comunidades donde se encuentren.
En este caso se trata del Monasterio de Santa María de Vallbona. Este fue fundado a principios del siglo XII. Asimismo, rápidamente se convirtió en el templo cisterciense femenino más importante de toda Cataluña.
La simplicidad es la clave de la arquitectura del Monasterio de Santa María de Vallbona
Su construcción data del año 1153 y desde entonces siempre ha estado habitado por monjas. Además, su grandeza arquitectónica y su rica historia hacen que se encuentre englobado en la Ruta del Cister.
Hay varios puntos muy interesantes en el Monasterio de Vallbona de les Monge, entre ellos la propia puerta principal, ya que es única, siendo uno de los primeros relieves de Santa María que aparecen en toda la zona catalana. Una de las características que más se pueden irar de esta edificación es la simplicidad y el juego increíble que se realiza de las luces.
Esta austeridad y falta de ornamentación hace presencia incluso en una de las zonas más importantes del monasterio, en el claustro. En dicho lugar, se puede observar las fases de construcción.
Se puede apreciar cómo la nave sur es románica primitiva y la nave levante, románica del siglo XIII. La nave norte en este caso presenta un aspecto gótico y, por último, la de poniente es renacentista, siendo este un espacio único.
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