Cataluña es una de las regiones más importantes del territorio peninsular. Gracias a su importante patrimonio, una destacada variedad gastronómica y el contraste entre la zona de costa y la parte interior, las cuatro provincias logran brillar de forma sobresaliente. Entre sus puntos más bellos, Sant Pol de Mar es un buen ejemplo de las virtudes mencionadas.
Ubicado en la provincia de Barcelona, este pueblo es un lugar que conecta con el mar Mediterráneo con un espacio costero ideal para los amantes de la playa. Este sitio tiene un marcado carácter marinero debido a su historia vinculada a la costa. Este pasado se refleja en su arquitectura, con unas casas blancas y escalonadas. Asimismo, la gastronomía también explica la vinculación de Sant Pol de Mar con el mar.
En la localidad catalana, hay varios puntos relacionados con este pasado marinero que se pueden visitar especialmente en los meses de verano en la visita guiada a El Sant Pol de los Pescadores. Algunos de ellos son la Caseta dels Pescadors, el Salí de Can Serra o la Caseta del Motor de las barcas.
La iglesias de San Jaime o la ermita de San Pablo, de obligada visita
Sus calles, estrechas y con una importante variedad arquitectónica, tienen un encanto especial. Con todo tipo de construcciones, desde el estilo románico, neoclásicas, modernistas o novecentistas. También hay construcciones ligadas a los indianos por las buenas relaciones comerciales con el Nuevo Continente. Asimismo, dos de sus lugares más reconocidos son la iglesia de San Jaime, de estilo gótico tardío, y la ermita de San Pablo, de estilo románico.
En Sant Pol de Mar también se encuentra la Torre de la Murtra. La historia de este punto defensivo es el asentamiento de los turcos en Argel en el siglo XVI, lo que implicó que España reforzase sus zonas costeras por los posibles ataques que se podrían producir de los piratas berberiscos.
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