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Privacidad, tradición o como sentirse como una estrella de deporte en el corazón de Mallorca

El responsable de MarSense Hotels & Homes explica con detalle su proyecto.
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Mallorca es mucho más que fiesta, playas y descontrol. Basta con perderse en Santa María del Camí, en pleno corazón de la isla y a los pies de la sierra de Tramuntana, para descubrir una forma distinta de entender el turismo. En este entorno de calma y belleza natural se encuentra Cas Metge Matas Villa, una joya rehabilitada por MarSenses Hotels & Homes que aúna tradición, privacidad y sofisticación en un entorno único.

“Nosotros en MarSenses tenemos una apuesta clara por una forma de hacer turismo donde lo humano es lo que marca la diferencia”, explica Rodrigo Fitaroni, director general de la cadena, a este medio. Esta visión se traslada a todos sus proyectos, desde los complejos vacacionales hasta esta antigua casa señorial del siglo XIX convertida en un refugio de lujo sostenible y exclusivo.

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Rehabilitada en 2020, Cas Metge Matas conserva la esencia de la vivienda original del Dr. Pedro Jaume Matas, pionero de la medicina mallorquina. “Queremos diferenciarnos por la sostenibilidad social y local. Apostamos por la calidad y la mejora continua”, remarca Fitaroni. La villa mantiene materiales históricos y emplea técnicas constructivas respetuosas con el entorno. El resultado: una estancia que respira historia, elegancia y compromiso.

Este espacio, ideal tanto para millonarios que quieren despertarse con el sonido de un arpa como para ciclistas profesionales que ruedan por las rampas de la Tramuntana, ofrece una experiencia a la altura de los paladares más exigentes. Habitaciones con vistas al huerto donde se recogen los frutos para el desayuno, una piscina infinita en un jardín de 8.000 metros cuadrados, y la opción de chef o mayordomo privado, lo convierten en un destino soñado.

“Lo más barato ya no es viable. La calidad es lo que importa. Si no conseguimos dar calidad, no sirve. Hay que dar valor y diferenciarse”, sentencia Fitaroni, convencido de que el trato al cliente nace del bienestar interno del equipo. “Al cuidar a nuestros trabajadores, eso se transmite a nuestros huéspedes. Esperamos un nivel de ocupación del 92% este verano, y trabajamos siempre en una línea de mejora, sobre todo en la oferta gastronómica”, apunta.

Y si de gastronomía se trata, merece la pena un paseo en bici hasta Cala d'Or, a poco más de una hora, para descubrir Natura Olea, un restaurante que se ha convertido en referente de cocina saludable y de cercanía, apoyando a productores locales. Tras una tarde de kayak por la costa y un regreso a la tranquilidad de Santa María, solo queda relajarse en el salón exterior de la villa. ¿Un tratamiento wellness para terminar el día? Tal vez en la próxima visita. Porque como resume Fitaroni: “Si vienes a MarSenses, lo que quieres es ser bien tratado y llevarte un buen recuerdo que te haga querer volver”.

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