Pues la UEFA ya puede ir preparando la cartelería de sus tres finales europeas de este 2025. En el Allianz Arena de Múnich estarán Inter y PSG, el estadio de San Mamés se llenará de british con el United y el Tottenham y en la desconocida Wroclaw polaca Chelsea y Betis litigarán dentro de la Conference para completar el cuadro de honor de la temporada.
En esas tres finales cinco jugadores brasileños de altura, solo el Chelsea no cuenta con ninguno en su plantel, sobre los que Carlo Ancelotti tendrá que poner, previsiblemente, su mirada en cuanto abandone el Real Madrid y active, como se espera, la opción de convertirse en seleccionador de Brasil. Marquinhos (capitán), Carlos Augusto (mejor lateral zurdo), Richarlison (opción para la delantera) y dos nombres que ayer tuvieron, otra vez, un notable protagonismo: Casemiro (probable líder) y Antony (que debería ser quien impida que Vinicius y Raphinha se relajen).
De Casemiro no creo que haya mucho que contar a estas alturas. A pesar de contagiarse por momentos de la mediocridad del United, este nuevo impulso que le ha dado Amorín desde el banquillo le ha permitido volver a ser el mediocampista de jerarquía que tanta falta le hace a su selección, aunque se haya perdido las últimas citas. Felices ambos de esa posibilidad de reencuentro.
El caso de Antony es una de tantas historias que acaban con un final feliz al encajar todas las piezas. Le habíamos visto jugar a un gran nivel en Holanda o Inglaterra, pero nunca con la continuidad y diría incluso que vistosidad y efectividad que está mostrando con la verdiblanca del Betis. Su impacto en el equipo de Pellegrini, su buena mezcla con Isco, Bakambu, Lo Celso y compañía le han convertido en una de las sensaciones de la temporada. Veremos qué le depara el futuro. Pero mientras Xabi Alonso ya prepara sus planes futuros Ancelotti hace sus deberes también. Faltan horas en el día para ver a su Madrid, al Barça y a la legión de canarinhos a los que le ilusiona dirigir, quién sabe, si en sufamiliar Vancouver.
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