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Bordalás diría: “esto es fútbol, Pep, hay que saber competir, papá”. Pero el Manchester City sigue sin entenderlo. Un equipo que juega de memoria pero olvida lo esencial. Desde la pancarta contra Vinicius hasta los últimos minutos de caos, el equipo más rico del planeta volvió a comportarse como un aspirante. Mientras tanto, el Madrid, con el aplomo de quien ha visto esta película demasiadas veces, se paseó por el Etihad con la seguridad de saber dónde estaba la puerta.
¿A quién se le ocurrió que era buena idea provocar a Vinicius antes del partido?
¿A quién se le ocurrió que era buena idea provocar a Vinicius antes del partido? Hay errores estratégicos y luego está desafiar al futbolista que más disfruta cuando le retan. El brasileño no solo respondió, firmó un partido fantástico, convirtiendo las burlas en gasolina y el césped en su escenario.
Guardiola es el arquitecto de un fútbol inigualable, pero cada vez que se cruza con el Madrid, descubre que la Champions no es un ejercicio de estilo. Puedes gastar 200 millones más y otros 200 más... pero si en el minuto 85 te tiemblan las piernas, con veteranos y jóvenes, con nuevos y viejos, estás muerto. Y no siempre puede ser culpa del jugador.
Mientras Guardiola se enreda en su angustia táctica, Ancelotti sonríe. No porque tenga la mejor pizarra, sino porque los jugadores le entienden y conoce la receta: paciencia, personalidad. Cuando llega la Champions, el Real Madrid nunca olvida.
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